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En Green Bank, un pueblo de Virginia Occidental, está prohibido el uso de teléfonos móviles, WiFi y microondas. Esta desconexión total no es una elección, sino una necesidad científica.

La localidad se encuentra dentro de la Zona de Silencio Radioeléctrico, donde se restringen las ondas electromagnéticas para no interferir con el radiotelescopio Robert C. Byrd, uno de los más sensibles del mundo.

Green Bank: el pueblo donde están prohibidos el WiFi, los celulares y los microondas

Green Bank es un pequeño pueblo de Virginia Occidental en donde está prohibido el uso de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, WiFi e incluso microondas. La restricción forma parte de una normativa establecida para proteger el funcionamiento del radiotelescopio Robert C. Byrd, una de las herramientas más sensibles y avanzadas para la observación del universo.

La localidad está ubicada dentro de la denominada Zona de Silencio Radioeléctrico, donde las ondas electromagnéticas están estrictamente controladas. Desde su construcción, el radiotelescopio ha sido clave en descubrimientos astronómicos y necesita un entorno libre de interferencias para captar señales cósmicas extremadamente débiles.

Para asegurar su eficacia, el gobierno estadounidense ha impuesto severas restricciones tecnológicas en Green Bank. Los habitantes, lejos de ver esta situación como una limitación, han adaptado su estilo de vida a un modelo más comunitario, tranquilo y sin conexión constante.

Según reporta Revista RBA, la desconexión digital en Green Bank no ha significado un retroceso, sino una oportunidad para vivir de forma más consciente, lejos del ruido y las distracciones de la tecnología moderna.

Cómo es vivir en una zona libre de ondas electromagnéticas

Green Bank se encuentra rodeado de montañas y densos bosques, lo que refuerza su aislamiento natural. Los ciudadanos no cuentan con cobertura móvil y no escuchan pitidos de hornos ni se navega por redes inalámbricas.

La Zona de Silencio Radioeléctrico no solo abarca a Green Bank, sino que es una zona protegida donde cualquier aparato que emita ondas electromagnéticas está estrictamente regulado.

Según explica Revista RBA, los habitantes han adoptado tecnologías alternativas y formas de comunicación más simples para mantener su calidad de vida sin depender de la conectividad digital.