

El Alzheimer y otros tipos de demencia afectan a millones de personas en todo el mundo, y su incidencia va en aumento con el envejecimiento de la población. Ante la falta de una cura definitiva, los expertos enfocan sus esfuerzos en la prevención.
Una nueva investigación revela que existe una estrategia simple, accesible y sin efectos secundarios que puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 40%. Lo sorprendente es que no se trata de suplementos como el magnesio, sino de una actividad que muchos aún no incorporan en su rutina diaria.
Según los neurólogos del Instituto del Cerebro de Queensland en Australia y del Cardiac Exercise Research Group (CERG) de Noruega, mantener una buena condición física mediante actividad física, especialmente de alta intensidad, es clave para proteger la salud cerebral a largo plazo.

¿Qué descubrieron los neurólogos sobre el Alzheimer y la actividad física?
La investigación liderada por Atefe R. Tari y Ulrik Wisløff evaluó decenas de estudios en humanos y animales. La conclusión fue clara: el ejercicio, sobre todo el entrenamiento de resistencia, puede retrasar el envejecimiento del cerebro y prevenir el deterioro cognitivo.
Los beneficios del ejercicio no solo se limitan al cuerpo. El equipo científico comprobó que la actividad física influye directamente sobre:
- La inflamación cerebral
- El flujo sanguíneo
- La plasticidad neuronal
- El sistema inmunológico
- La liberación de moléculas neuroprotectoras
Estos procesos suelen deteriorarse con la edad y están directamente vinculados con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Una recomendación clara para la salud cerebral
"El ejercicio no solo es bueno para el corazón, también es fundamental para el cerebro", explicó Tari. Incluso pequeñas dosis de actividad física pueden marcar una gran diferencia en la prevención de la demencia.

¿Cuánto ejercicio se necesita para reducir el riesgo de demencia?
Actualmente, las autoridades sanitarias recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio intenso por semana. Sin embargo, la mayoría de la población no alcanza esos niveles.
Los investigadores proponen una alternativa más realista: incorporar microentrenamientos de alta intensidad, como caminatas rápidas que dificulten hablar, puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 40%.
Ejercicio intenso en pequeñas dosis
- No es necesario cumplir con largas sesiones de ejercicio.
- La intensidad es más importante que la duración.
- Actividades breves, pero vigorosas, integradas en la rutina diaria, ya ofrecen beneficios.
"Es hora de que las guías oficiales hagan más énfasis en la importancia del ejercicio para la salud cerebral", señaló Wisløff.











