La economía uruguaya atraviesa un escenario de contrastes. Por un lado, la inflación interanual se ubicó en 4,2 % en agosto, su nivel más bajo en más de un año, consolidando la confianza en la política monetaria. Por el otro, el déficit fiscal estructural, cercano al 3,7 % del PBI, se mantiene como uno de los principales desafíos para el gobierno de Yamandú Orsi.

Aunque no se registró un aumento abrupto respecto a años anteriores, el propio Ministerio de Economía y Finanzas proyecta que el resultado fiscal podría ubicarse ligeramente por encima de lo estimado por la gestión anterior, en torno a 4,1 % del PBI para fines de 2025. Este escenario exige un delicado manejo para evitar que el endeudamiento siga creciendo.

Desde el Banco Central del Uruguay (BCU), su presidente, Guillermo Tolosa, destacó que "el objetivo es consolidar la convergencia de la inflación hacia el 4,5 % en los próximos dos años", subrayando que el descenso de precios es "una señal de estabilidad que favorece la inversión y la planificación económica".

En tanto, el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, confirmó que el Ejecutivo trabaja en un plan de consolidación fiscal gradual que apunta a:

  • Mejorar la eficiencia en la recaudación sin aumentar la carga tributaria.

  • Revisar subsidios y reasignar partidas de gasto.

  • Potenciar la inversión extranjera directa para estimular el crecimiento.

"No habrá ajustes drásticos que comprometan la recuperación económica", aseguró Oddone, al ser entrevistado por diferentes medios, enfatizando que la prioridad será "administrar con responsabilidad, cuidando el bolsillo de los uruguayos".

Oposición política y reclamos sociales.

Desde la oposición, referentes del Partido Nacional criticaron la estrategia del gobierno. En este sentido, el senador Luis Alberto Heber, advirtió que "el oficialismo celebra la baja inflación, pero no enfrenta con seriedad el problema fiscal. Si no hay un plan claro, el déficit podría comprometer las políticas sociales y de infraestructura".

En paralelo, los reclamos sindicales cobran fuerza. El PIT-CNT denuncia que tres de cada diez trabajadores perciben menos de $25.000 líquidos mensuales, cifra considerada insuficiente para cubrir la canasta básica. Desde la central sindical, han señalado que la estabilidad de precios no alcanza si los salarios no acompañan.

Un delicado equilibrio.

El gobierno de Orsi enfrenta un doble desafío: mantener la estabilidad monetaria y, al mismo tiempo, ordenar gradualmente las cuentas públicas sin deteriorar la cohesión social. La cuerda es fina: cualquier error de cálculo podría afectar la confianza de los mercados y frenar la inversión.

Por ahora, el gobierno apuesta por la moderación. Pero la combinación de un déficit elevado, reclamos sociales y expectativas internacionales podría convertir el equilibrio económico en uno de los ejes centrales del debate político hacia 2026.