

Caminar entre las piedras y esperar en un cráter desierto. Como en la canción de Soda Stéreo, Cuando pase el temblor, las empresas dedicadas al segmento de la construcción aguardan un 2013 con grietas. Según el informe de principios de febrero de la consultora Ecolatina, este será otro año complejo para la construcción. Es que 2012 también lo fue: para el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) del Indec, el sector se contrajo un 3,2%, la mayor caída desde 2002. El principal responsable fue el derrumbe de la compra-venta de inmuebles, producto de la pesificación de las operaciones, que generó un efecto dominó sobre la construcción.
En este escenario, las pymes repiensan su estrategia para no perder terreno. Las reglas no las fija uno, hay demasiadas variables que uno no maneja y esto trae imprevisibilidad. Por eso, hay que empezar a incluir lo azaroso en los sistemas financieros y de gestión. Y tratar de ser influyente en las mesas de discusión en las que uno participa, sostiene Roberto Converti, refiriéndose a las pautas cambiantes del mercado, como el costo de la obra o la aprobación de un proyecto en un período de tiempo esperado. Junto a Fabio de Marco, Converti dirige Oficina Urbana, la empresa que fundaron en 2002 y que se especializa en el diseño y gestión de proyectos urbanos y de arquitectura de importante escala. Entre los clientes que atendieron, figuran los municipios de Lanús, Rosario, Neuquén y Villa El Chocón, el puerto de Santa Fe, la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación, el Banco Interamericano de Desarrollo, el programa UrbAl de la Comunidad Europea y empresas como Techint, IRSA, UADE, DEISAR, G&D Developers, Vanzini, Estancia María Behety y Constructora San José.
En lo que va de 2013, la empresa, que emplea a 15 personas, ejecuta seis proyectos y planea, antes de llegar a diciembre, duplicar esa cifra. Trabajamos de manera interdisciplinaria, con ambientalistas con quienes discutimos criterios. No tercerizamos nada, hasta hacemos la gestión pública, ponemos el cuerpo y la cara y eso es fundamental para apuntalar con conocimiento, incluso en las audiencias donde se debaten nuestros proyectos, sigue Converti para quien, justamente, una de las claves es que el cliente perciba esa solidez. Si te ve débil, te ahogás con él. Es necesario que te vea con la fortaleza suficiente para soportar las inclemencias del tiempo. Y además, también, es esencial tener políticas de anticipación, concluye.Arquitectura sustentableUno de los ejes centrales del nuevo paradigma, más allá de los factores coyunturales, es la sustentabilidad. Está instaurada como tema primordial en el quehacer arquitectónico. Históricamente, la buena arquitectura siempre fue sustentable: trabajar con las tecnologías disponibles en el sitio, atender los temas del clima, la geografía, la orientación, estudiar desde el proyecto las implicancias posteriores de mantenimiento, la utilización de recursos energéticos durante la obra y en el uso futuro de los edificios, entre otros, asegura Paula Herrero, titular del estudio de arquitectura, diseño interior y de mobiliario que lleva su nombre, quien sostiene que todos estos temas se han convertido en agenda obligada para los diseñadores. Y en ese camino desarrollamos nuestros proyectos. Buscamos generar conciencia, tanto entre colegas y empresas del rubro, como con los clientes.
Fundado en 2006, el estudio trabaja con una arquitecta y con profesionales que, de manera free lance, se suman por proyectos específicos. Además, abre sus puertas a estudiantes que realizan pasantías. Los proyectos incluyen desde encargos residenciales, urbanos y casas de campo hasta oficinas, retail, exposiciones y restaurantes. Trabajamos para cuatro o cinco clientes a lo largo del año. Esa es nuestra escala, ya que la estructura es pequeña, comparte Herrero, quien aprovechó la baja de 2012 para desarrollar proyectos experimentales. Así surgió el espacio Auditorio que desarrolló para Casa FOA en Molina Ciudad que le valió la Medalla de Plata y también el premio Masisa a la mejor aplicación de producto. Cuando la actividad rentada se reduce, hay que invertir en investigación, estudiar, participar en concursos y sembrar para, después, cosechar, recomienda.
Para Roque Frangella, socio del estudio Ferrari Frangella, la sustentabilidad se define como la habilidad de las actuales generaciones para satisfacer sus necesidades sin perjudicar a las futuras. Y sostiene que esa definición resume varios conceptos con los que se debe, no solo trabajar, sino también vivir: respeto, cuidado, conciencia y optimización. Trabajando bajo estas premisas y sumando algunas cuestiones tecnológicas, podemos aplicar estos conceptos y hacer una arquitectura sustentable sin artificio, agrega Frangella, desde el estudio que comenzó a funcionar en 1994 pero que se formalizó dos años después junto a Andrés Ferrari.
Los socios participan, al igual que Herrero, de concursos de arquitectura. Pero también trabajan en proyectos de inversión inmobiliaria que, este año, estiman, serán cuatro o cinco.
Por cuestiones de conocimiento público, en los últimos meses debieron readaptarse a las demandas coyunturales: por eso, cambiaron su forma de hacer negocios, pesificando las cuotas y ofreciendo mayor comodidad en los pagos.
De todos modos, la sustentabilidad aún no está explotada en toda su dimensión. Así lo entiende Juan Carlos Pérez Zabala, director de Indigo, quien opina que todavía no alcanzamos el potencial suficiente como para que se transforme en una habitualidad. Cobró fuerza el hecho de aprovechar la energía solar y la iluminación LED, pero hay otros procesos que faltan desarrollar, como el tratamiento de los áridos en las obras, la evacuación de efluentes o productos químicos. Para el ejecutivo tampoco hay promociones agresivas y directas que hagan que la sustentabilidad sea negocio para una empresa, como podrían ser reducciones en servicios e impuestos o el acceso a créditos fáciles y a tasas reducidas, dice el número uno de Indigo, empresa de servicios de construcción, arquitectura y facility management creada hace un año.
Previamente, Pérez Zabala dirigió durante 20 años Construcciones y Servicios y, luego, armó Comarco. Hoy, más que nada, hacemos obras tercerizadas para empresas. El año pasado terminamos el hotel casino Howard Johnson, de 15.000 m2, en Formosa, bajo la figura de proyecto, dirección y gerenciamiento asociados con el arquitecto Carlos Amorín. Además, hicimos otro hotel en Bartolomé Mitre y Talcahuano, en la Ciudad de Buenos Aires, y ahora estamos con las oficinas de Sprayette, detalla.
Así se preparan las pymes del sector para hacer frente a este 2013, número que quizás también atemorice a algunos cabuleros. Sin embargo, hay quienes ya caminan entre las piedras, salen de los cráteres desiertos y piden que los despierten, cuando pase el temblor.











