Un incendio y una crisis financiera mundial podrían haber desmotivado hasta el emprendedor más optimista. Pero no fue el caso de Ole Kirk Kristiansen que atravesó estas experiencias para crear una de las marcas más conocidas del mundo y que inventó un sistema de juego que luego varios replicaron.
Todo comenzó en el taller de carpintería que tenía Kirk en Dinamarca. Se dedicaba a fabricar herramientas de trabajo como tableros y escaleras.
El negocio marchaba bien, hasta que un día los hijos de Kirk provocaron accidentalmente un incendio en su taller mientras jugaban con virutas de madera cerca del calentador del pegamento. La carpintería y la casa se quemaron por completo, pero por suerte la familia salio ilesa.
Kirk levanto la cabeza, construyó un talle más grande y justo cuando la carpintería comenzaba a recuperarse llegó la Gran Depresión de 1930. La crisis financiera internacional y caída de los precios de las comoditties, provocó que Kirk perdiera todos sus clientes que en su mayoría eran granjeros.
Pasaban los meses y Kirk tuvo que ir despidiendo uno tras otro a sus trabajadores, hasta que en 1932 despidió al último. Y a esta desgracia se le sumo, el fallecimiento de su esposa, un golpe devastador para la familia.