Esta gestión del gobierno se caracteriza por darle una impronta caprichosa a las palabras, les otorga un sentido que poco tiene que ver con el real significado de las mismas. Una de sus últimos aportes al diccionario político argentino es el de la democratización, extendiendo la aplicación de ese concepto a distintos ámbitos según sus humores y conflictos.

En la traducción de ese particular diccionario donde dice democratización debemos leer democracia plebiscitaria, y según esa visión, la democracia es un acto que se ejerce cada dos años al momento que los ciudadanos eligen con su voto quien gobierna. Ese acto, el resultado electoral circunstancial, congela la realidad y otorga inmunidad para proponer, e imponer, políticas independientemente de las inquietudes y voluntades del conjunto de los ciudadanos.

Nadie pone en duda que la democracia es el sistema de convivencia que los argentinos elegimos para vivir y que la representatividad de sus gobernantes se legitima en la urnas periódicamente, pero la democracia debe ser interpretada también como un sistema vivo, dinámico, en donde las circunstancias y los tiempos la perfeccionan y adecuan a cada época, y donde los ciudadanos modifican sus demandas y necesidades. Escuchar esos reclamos también es deber del gobernante.

Sería interesante que esta vocación de democratizar se extendiera, y tal vez comenzara, por la información pública. Una de las características que distingue a esta administración es la percepción que hay en la sociedad sobre la existencia de una extendida corrupción en el sector público. Hubiera sido importante para combatir esa percepción que Diputados tratara el proyecto de Acceso a la Información Pública que contaba con media sanción del Senado. Lamentablemente el extraño desinterés de la bancada mayoritaria por ésta iniciativa, hizo que el expediente perdiera estado parlamentario y la Argentina continuará sin una Ley que consagre y permita el derecho fundamental de preguntar a los tres poderes del Estado.

El principio de publicidad de los actos de gobierno constituye uno de los pilares del gobierno republicano y democrático. La importancia que reviste el Acceso a la Información Pública fue ratificado por la Corte Suprema en un reciente fallo: El Estado está en la obligación de promover una cultura de transparencia en la sociedad y en el sector público, de actuar con la debida diligencia en la promoción del acceso a la información, de identificar a quienes deben proveer la información, y de prevenir los actos que lo nieguen y sancionar a sus infractores...

La democratización tantas veces impulsadas desde la administración de gobierno debe apuntalar específicamente a la oxigenación de la democracia, la democratización no se reduce como ya dijimos a la democracia plebiscitaria y a la imposición de mayorías parlamentarias mediante un Congreso que se transforme en una escribanía que refrenda los designios del Poder Ejecutivo. Es necesaria la discusión, el dialogo y la búsquedas de consensos, que permitan evitar el debilitamiento de ese gran edificio que nos contiene a todos y que se llama democracia.