Luego de más de 100 años de presencia en Argentina, la compañía sueca SKF confirmó que dejará de producir localmente, y que toda su producción se importará desde sus plantas en diferentes partes del mundo. La firma, especializada en la fabricación de rodamientos, sellos, sistemas de lubricación y soluciones para el mantenimiento industrial, tenía una planta en la localidad bonaerense de Tortuguitas, donde empleaba a 145 personas, que fueron desvinculadas.

Si bien la compañía informó que esta decisión se enmarca dentro de una reestructuración global para concentrar su producción en instalaciones más grandes y tecnológicamente avanzadas, la noticia llega en un contexto donde la competitividad, la eficiencia y la productividad se volvieron indispensables para sostener un negocio en Argentina.

Según pudo saber este medio, la producción se importará desde Italia, China, Bulgaria y México, donde la empresa también posee plantas de producción.

"Tras evaluar diversas alternativas, no encontramos una opción viable para mantener la planta de Tortuguitas operativa. Esta decisión fue muy difícil, pero necesaria para garantizar la competitividad global de SKF en el largo plazo", dijo en un escrito Manish Bhatnagar, presidente de SKF Industrial Américas y Australia.

A pesar del cierre de la planta, SKF confirmó que mantendrá su presencia en el mercado argentino, operando como importador de productos fabricados en otras plantas del grupo y ofreciendo soporte técnico y soluciones industriales a sus clientes locales.

Según precisó la empresa en un comunicado a sus empleados, la planta de Tortuguitas, que llevaba alrededor de 90 años de producción ininterrumpida, se reconvertirá en un centro de distribución enfocado en la importación de productos desde Brasil y otros mercados.

SKF era considerada un proveedor clave de autopartes en Argentina, ya que muchos de sus productos se incorporan a autos y camiones fabricados en el país. Su salida se produce en un contexto de reconversión para la industria automotriz y fuerte presión de costos, que tensiona la competitividad del sector.

A esto se suma la llegada de marcas y proveedores chinos, como las recientes incorporaciones de Chery, Fotón, Dongfeng y BYD, lo que obliga a las compañías a revisar sus estrategias de fabricación y suministro, priorizando eficiencia y rentabilidad.