Logró convertir su apellido en un objeto de deseo. Se define como un optimista que no le teme a las crisis la de 2002 fue su gran oportunidad. El diseñador de zapatos Ricky Sarkany heredó un oficio y un negocio de su padre y lo transformó en una marca registrada con 55 locales que hoy factura más de $ 200 millones por año.

¿Cuál es el panorama hoy para su negocio?

Soy totalmente optimista. Tengo experiencias no vividas, de mis padres, que llegaron a la Argentina en 1950 exiliados del régimen comunista húngaro y pasaron las miserias de la guerra. Crisis es lo que vivieron mis padres no la que tenemos nosotros porque no estamos de acuerdo con determinadas circunstancias impuestas por el Gobierno democrático. Es como jugar al truco con 34 cartas.

¿Y qué cartas faltan?

El rubro de calzado es distinto a otros. Todo lo que es marroquinería del cuero se genera fuerte en la Argentina, no dependés de insumo del exterior. Por otro lado, al estar restringidas las importaciones también está restringida la importación de producto terminado, lo cual nos brinda un beneficio. Si el país abre las puertas libremente a la importación probablemente lleguen productos de economías que están en una crisis total con sobreproducción y un valor tan bajo que arrasarían con todo, como en los 90. Estoy de acuerdo con las políticas proteccionistas. En México, Brasil o Estados Unidos son tal vez más proteccionistas que nosotros. Hay un tema distinto en la comunicación.

¿Por qué?

Uno de los problemas del Gobierno es la manera de comunicar. No es simpática. El día de la industria la Presidenta dio un discurso y yo pensaba ojalá se pudiera cumplir todo lo que está diciendo, sería maravilloso. Y la gente ni siquiera lo escuchaba y tocaba cacerolas. Cuando hay un cierto proteccionismo ese corte del bisturí perfecto es imposible. Probablemente hasta haya injusticias en algunos sectores. Pero en un momento hay que provocarlo.

Por otro lado estamos viviendo con inflación, que es el impuesto más grosero. Obviamente me gustaría vivir con libertad de importar y exportar y una inflación de 2 puntos. Pero no es la historia de nuestro país.

¿Cuánto depende hoy el consumo de las promociones?

Hace tiempo para vender había que hacer un buen producto. Después llegaron las marcas. Hoy las promociones de los bancos con determinadas tarjetas son el gatillo disparador de la decisión de compra. Es lo que mueve masivamente. Se suma que uno está proponiendo un buen negocio y que en los zapatos hay mucho de emocional. ¿Cuándo se compran zapatos los hombres? Cuando lo necesitan. ¿Y las mujeres? Cuando están contentas, tristes, eufóricas, cuando tienen una reunión o por si tienen una reunión.

¿Se puede salir de las promos?

Es muy fácil, pero tenemos que salir todos a la vez. Hubo un acuerdo de salir, pero se levantó un colega y dijo yo no puedo porque tengo mucho stock y ya firmé con el banco X. Esa sola semilla hace que el resto no quiera ser espectador de como vende el otro. La forma de salir tiene que ser organizada. La producción se basa en objetivos de venta que están linkeados con las promociones. Hay que generar una ecuación sana para el cliente que hoy no sabe si está comprando el precio justo.

Cuando llegaron las primeras promociones las marcas tenían sobrestock y se metían aún perdiendo rentabilidad. Hoy el comerciante sabe que va a haber promociones y un poco lo tiene acolchonado. No me gusta. Por respeto al cliente hay que tratar de que los precios sean completamente genuinos. Yo prohibiría cualquier acción mayor al 10% porque no sé que hay atrás de eso. Y es feo prohibir.

¿Cómo seguirá el consumo?

Hasta el momento de las elecciones, acá y en todo el mundo, los gobiernos hacen lo imposible para que la gente esté contenta. Y la gente está contenta cuando consume, hay movimiento y trabajo. Me imagino que van a seguir potenciadas las acciones para apoyar el consumo. Uno consume, se invierte, se da trabajo y el que trabaja tiene más plata para consumir. Es un multiplicador. Sería bueno saber que eso está dentro de la realidad. Hay gente que transmite muchas dudas, pero no creo que pase nada grave, distinto a cosas que nos pudieron haber pasado y de las cuales salimos.