

El mercado del vino no atraviesa su mejor momento, y las bodegas buscan variables para salir adelante. Rodrigo Nazar se encuentra hace un año al frente de Bodegas Escorihuela Gascón, y advierte sobre los cambios que se deberían producir para que se modifique el panorama.
¿Cómo los afecta la baja del consumo?
Desde hace mucho tiempo se viene trabajando en aspectos como calidad, marca, investigación y desarrollo. Esto nos ayudo a que hayamos tenido un 2014 bueno, porque no bajamos las ventas respecto de 2013, cuando la cifra global indica una caída de casi el 10%. Dentro de ese contexto lo nuestro está bien. Crecimos en lo que son los vinos de alta gama. Si bien no son volúmenes antes, mejoramos allí cerca de un 25%.
¿Por qué crecen más en ese segmento?
Tiene que ver con un tema de coyuntura. El poder adquisitivo general se retrajo mucho y esto afecta a los productos de precios más bajos. Allí es donde se siente más la caída. Nuestra línea más baja, Carcassone, no sufrió en volumen pero sí perdió mucha rentabilidad, casi hasta alcanzar niveles críticos.
¿La ecuación sería subirlo de precio? ¿En ese caso no tendrían un problema con la aceptación de ese nuevo valor?
No se puede subir el precio para que sea más rentable, pero además los volúmenes no crecen lo suficiente como para generar una vuelta en la escala. Tal vez con un pequeño retoque ya salimos de ese segmento y eso es peligroso porque se cambia de consumidor. Donde sí se da una pelea muy fuerte es en el segmento medio, donde pisan muy fuertes las primeras bodegas, que generar un volumen interesantes.
¿Qué faltaría para revertir esto?
Desde el management de las empresas mucha más creatividad no queda. Ya se trata de una cuestión macro, de política. Hay una realidad y es la que hoy manda. Estamos atrasados, por ejemplo, en cuanto a la competitividad en lo referido a la tecnología. Hay mucho que no podemos importar. El mundo entero utiliza ciertas maquinarias de dos o tres proveedores específicos que hay, pero no las podemos traer; hoy hasta nos faltan repuestos y esto nos lleva a ser menos competitivos en mercados externos.
¿No ve incentivos para crecer en el exterior?
Si bien el tipo cambio actual no está mal, tampoco está bien porque nos comió la inflación. Los insumos subieron y la ecuación ya no es positiva. El Gobierno podría ayudar con la quita a las retenciones. Hoy hay un 5% que se aplica directamente y con el que la industria subsidia algo que no debería; esto nos hace perder competitividad. Así es también como se genera sobre stock.
¿El exportador se convirtió en un negocio menos rentable?
No es sólo eso. Por ejemplo, países como Chile o España trabajaron para hacer acuerdos con otros mercados para que no tengan aranceles. Ya con eso son más competitivos que nosotros. Hay casos de bodegas argentinas que perdieron clientes en exterior por situaciones como ésta. Falta una política orientada a largo plazo, hay muchas decisiones que son sólo paliativos. En una industria como la del vino esto complica todo.
¿Qué otras cuestiones juegan en contra en el mercado interno, además de la baja del poder adquisitivo?
El tema tecnológico es importante, para poder mantener la infraestructura productiva. El otro gran punto es la inflación, que cambia los modelos de negocios. Nuestros productos tienen detrás una cuestión financiera muy grande y desde que se empieza hasta que se termina pueden pasar tres años. ¿Cómo se puede soportar esto en medio de un contexto inflacionario como el actual?
¿Cómo manejan su política de precios teniendo en cuenta el menor poder de compra?
Esa es la gran cuestión. En 2014 subimos un 21%.
¿En caso de que el Gobierno les hubiera autorizado una cifra superior lo hubieran implementado?
Si lo hubiéramos hecho todas las bodegas no hubiera sido tan problemático porque lo hacíamos todos; en los mercados todo se va acomodando. Al principio hubiera sido un tema, pero luego todo se estabiliza.
¿Y para este año qué espera en este sentido?
Esperemos que podamos mantener el escenario del año pasado.
¿Está conforme con el actual tipo de cambio?
Debería tener un pequeño ajuste hacia arriba. Esto ayudaría mucho a mejorar el nivel competitivo de las bodegas.
Son varios los aspectos que entiende que se deberían modificar desde el Gobierno. ¿Cree que se podrían dar teniendo en cuenta de que este es un año electoral?
No podría decirlo como economista porque no lo soy. Pero como empresario lo que puedo decir es que espero que no haya ninguna sorpresa que nos deje mal parados.












