

Fundada en 1951, Iron Mountain es una compañía global dedicada a la custodia, protección y gestión de información y activos. Sus cuarteles centrales se encuentran en Boston, Estados Unidos, y tiene operaciones en la Argentina desde 2000 con la compra de CADA Storage y, posteriormente, Box Security, dos compañías con una amplia trayectoria en el mercado de management y archivo de documentación. La compañía, que en 2016 tuvo ingresos por u$s 3500 millones, tiene más de 24.000 empleados en todo el mundo, 400 de ellos en la Argentina. La empresa fue sacudida por el incendio de sus instalaciones en el barrio porteño de Barracas en febrero de 2014, que dejó un saldo de diez muertos, entre bomberos y rescatistas. Las causas del siniestro aún hoy son investigadas por la Justicia.
¿Cúales son las perspectivas de negocios de Iron Mountain (IM), globalmente en la Argentina? ¿Cómo los afectó la transformación digital?
IM sigue viendo el negocio de la administración de la documentación como su core business. Allí es muy exitosa y es el segmento que la ha hecho crecer. Hace 20 años, cuando empecé, me decían lo mismo que se dice hoy: "Al papel le quedan cinco años", y acá estamos. Le queda una larga vida al papel pero está claro que se van agregando tecnologías que lo complementan con el mundo digital. Hoy IM crece con su blueprint (plan), que es avanzar sobre Asia y África, una parte del mundo donde todavía no tenemos la presencia que tenemos en Europa, Estados Unidos y América latina. A la vez, la empresa está creciendo en los servicios adicionales, va evolucionando de administrar tu documentación a administrar todos los elementos valiosos para las empresas. Esto apunta, por ejemplo, a tener un servicio de data center y a resguardar información en la nube, y entramos en el área de la guarda de obras de arte, elementos más allá de la documentación. El otro gran tema para nosotros es el back office, dar alrededor de la información el procesamiento y las herramientas para administrar mejor esa información. Es en este servicio donde más crecemos en la Argentina.
¿Se viene una recuperación en la Argentina?
Veo en la Argentina un cambio de sensación para hacer negocios. Si al país le va bien, los papeles se quedan mucho tiempo y necesitás más espacio, y por eso no podés dejar de invertir. Este es un negocio de alta inversión en capital permanente y es muy de largo plazo. Hoy veo la situación de manera optimista y, de hecho, estamos construyendo una nueva planta en nuestra sede en Ezeiza. Probablemente falten estos meses o lo que queda de este año para ver que los planes de inversiones de nuestros clientes se concreten y repercutan en nuestro negocio. Cuando nuestros clientes venden más, generan más documentación para que administremos. Claramente, este es un proceso lento, pero nos parece con bases más sólidas, menos de picos de euforia y depresión.
Respecto a la transformación digital, el Gobierno ha avanzado con iniciativas de desburocratización. ¿Qué opina?
Este Gobierno tiene una visión moderna y, te diría, adecuada de desburocratizar, de dar herramientas para que la tecnología simplifique y agilice procesos. Lo que se va a empezar a ver es lo mismo que se ha visto en otros lugares del mundo, una convivencia entre el papel y las herramientas tecnológicas, se van a agregar herramientas de digitalización, de reconocimiento de información a través de software, en lo que son los Business Process Management (BPM). Esto va a permitir eliminar mucho trabajo manual pero, más que nada, manejar mejor la información y tenerla accesible a todo momento para tomar decisiones.
Por todo esto nosotros invitamos a nuestros clientes a un proceso de automatización en donde convive el papel lo que se pide legalmente, con los procesos internos de aprobación. Hay una serie de normativas de la AFIP, de la Unidad de Información Financiera, que hay que cumplir y que cambian periódicamente. Con estas herramientas organizaciones muy grandes, que manejan mucho papel, pueden hacer estas modificaciones más rápido y en forma más consistente.
La Argentina es un país muy burocrático que va más allá del Estado. ¿La transformación digital hacia adentro del país es lenta?
Somos uno de los países más complicados, con procesos contradictorios que se traban entre si y que son prácticamente una pesadilla. Pero, por otro lado, esto te da la posibilidad de hacer saltos cuantitativos muy grandes, evitando pasos, llegando a una modernidad que a otros países les tomó años. Veo que podemos liderar este proceso que incluye la revisión de legislación y la utilización de la firma digital.
Más allá de la guarda de obras de arte, ¿qué otras tendencias ve hacia al futuro en su negocio?
Una es el data center, la otra es la tercerización de servicios. Vamos a ampliar el corazón de nuestro negocio: en lugar de tomar la parte final, que es la guarda y control de documentación, vamos a ayudar al cliente en todo su proceso interno, pero siempre enfocados en el back office.
¿Cómo ve a la competencia en lo que es back office?
La competencia hace la parte física o el back office. La mayoría de lo que podríamos llamar "nuestra competencia", confunde el proceso de back office con digitalización y te ofrece una gran capacidad de digitalización tratando de hacerlo a bajo precio. Te diría que no hay una empresa, en este momento, que tenga la visión del BPM y el know how: vos sabes cómo vender y nosotros cómo armar el proceso interno para que sea eficiente. Hemos tenido bancos que tardaban de siete a diez días en entregar una tarjeta de crédito a sus clientes, y nosotros se lo bajamos a 24 horas, sólo ajustando el proceso interno.
Mi competidor más grande es el usuario interno de los que nos contratan; el que me dice "me estás sacando mi cuota de poder, ¿qué me dejas?". Y lo que le dejo es que nos administres a nosotros, exiginos e imagínate cómo le podemos dar más soluciones a tu empresa. Lo que más nos cuesta es romper el prejuicio interno de las organizaciones a las que vas a darle ese servicio.














