"Cuando mi padre me convocó para trabajar en la chocolatería no lo dudé", afirma Leticia Fenoglio, co-fundadora y CEO de Franuí - Rapanuí. En este nuevo capítulo de Líderes, nos adentramos en la vida de Leticia, una empresaria con una curiosidad incansable que dejó sus viajes por el mundo para volver a la empresa familiar.

Leticia Fenoglio lleva la tradición chocolatera en la sangre. "Mi abuelo, Aldo Fenoglio, hacía chocolates en Turín, Italia. Después de la guerra montó una fábrica en Bariloche. Mi padre se hizo cargo de la empresa a sus 19 años y hoy estamos sus tres hijos trabajando con él", cuenta.

Pero la invitación llegó en un momento de exploración: Fenoglio estaba recorriendo el mundo, viviendo experiencias muy diversas. Trabajó en centros de esquí hasta fotografía, sin pensar en qué le aportarían esas experiencias, hasta que un correo de su padre lo cambió todo. "Me mandó un correo cuando yo tenía ‘veintipocos' años, donde nos invitaba a trabajar con él. Yo llevaba seis años en Europa y no lo dudé, largué todo y volví", recuerda.

El carácter aventurero de Fenoglio nace de su infancia en el sur de la Argentina: entre campamentos y excursiones al lago. "Mi padre siempre nos llevaba de camping, íbamos a pescar también con mi hermano, no importaba si había viento y olas, íbamos igual", detalla.

Los comienzos del trabajo con su papá al frente de Rapanuí fueron un desafío. "Uno no se levanta un día y corre una maratón. Es paso a paso, aprendí mucho de mi padre. Él tomaba las decisiones solo y su palabra es palabra santa. En esa época Rapanui sólo tenía un local en Bariloche, un local chiquito", comenta.

Desde aquellos primeros años trabajando juntos, cambiaron muchas cosas. Hoy Rapanui es una marca reconocida a nivel mundial y una de las predilectas por los argentinos. Tienen 13 sucursales y 6 depósitos, además de su propio e-commerce.

Fenoglio reconoce que el mayor desafío es respetar la tradición chocolatera familiar, pero con foco en la innovación. En el año 2008 crearon el primer Franui. "El producto es inigualable en sabor y calidad, estamos en 40 países y que se venda en Dubai o Londres me llena de orgullo", cuenta.

Los Franui se venden en la temperatura justa, son postres tentadores que no faltan en las reuniones o mesas argentinas. Hoy en total son 1700 empleados.

Cuando estuvieron en la primera feria de presentación de Franuí en Valencia, no imaginaban el éxito que podría tener el nuevo producto estrella de la marca. Hoy Leticia viaja con cajas de Franui en su valija, para mostrarlos con orgullo por el mundo. Ella, además, comparte con su hijo el amor por el chocolate.

"Somos muy apasionados por lo que hacemos, cada uno de nuestros locales tiene su propia fábrica de helados. Tenemos en el mercado central una fábrica de procesamiento de frutas, donde elegimos las frutas en su punto justo de maduración. El helado que vos comes está fabricado en el mismo día", explica, detallando el arduo trabajo detrás de cada uno de los productos.

Con Franui llegaron a cuarenta mercados, tienen dos líneas de producción en Bariloche y compiten en grandes mercados chocolateros como Suiza o Bélgica.

Después de tantas experiencias y territorios conquistados, Leticia aún tiene camino por recorrer. "Disfruto el proceso, voy poniendo más objetivos y siempre voy proyectando a futuro", reflexiona.