La falta de corchos amenaza con taponar la industria del vino
La Bodega López, que produce 9 millones de litros al año, solo tiene stock de tapones para los próximos 20 días. No logra la aprobación del SIRA. Desde la cámara de proveedores aseguran que la situación es grave
El negocio del vino es uno de las más afectados por las trabas a las importaciones. Muchos de los insumos básicos que se utilizan se traen del exterior. La Cámara de Proveedores de la Industria Vitivinicola (Caprivi) advierte que, hoy, las bodegas no se pueden stockear de insumos para la próxima cosecha, por las complicaciones en los pagos y en las autorizaciones de las SIRA. Y alerta que el sector está al borde de un parate.
"No solo es difícil que se aprueben las SIRA para traer insumos del exterior sino que ahora no estamos pudiendo girar los pagos. Los plazos, que eran de 90 días, pasaron a 180. Pero, así y todo, el Banco Central no autoriza las transferencias", dijo Williams Ropero, presidente de Caprivi.
La explicación es sencilla: si los proveedores no pueden pagar la mercadería, tampoco pueden venderla. "Los retrasos en los pagos son tantos que se nos complican las relaciones comerciales. Si esto no se soluciona, la industria vitivinícola va a tener que parar", agregó.
El reclamo ya fue llevado al Gobierno. "La semana pasada, el presidente de Coviar, Mario Gómez, se reunió con el Ministro de economía, Sergio Massa, y se hizo un pedido claro por este tema", contó Ropero.
La falta de insumos se evidencia, sobre todo, en los corchos. "Hoy, es imposible lograr la aprobación de las SIRA. Me estoy quedando sin corcho. Sólo me queda stock para las próximas tres semanas. Es un problema grave porque el 80% de nuestros productos utilizan corcho. Todavía no logramos que nos aprueben la importación y eso que no debemos girar divisas", explicó Eduardo López, dueño de la bodega homónima, una de las más longevas de la provincia de Mendoza.
En la Argentina no se fabrica corcho, insumo que se trae 100% del exterior. De hecho, los precios están atados al dólar. Portugal y España son los principales fabricantes del mundo. En la Argentina, el 60% de los tapones que se utilizan se importan. De ese total, el 90% del mercado se abastece de estos dos países.
"Hace 20 días que tenemos hecho el pedido para importar el corcho. Sin embargo, todavía no logramos su aprobación. Estamos muy al límite porque nosotros trabajamos con un stock promedio de dos meses y, hoy, ni siquiera alcanza para 30 días", explicó el empresario.
La Bodega López produce, en promedio, 9 millones de litros al año. De ese total, más del 90% es para abastecer al mercado local. Cada mes importa un container de corchos, que equivalen a casi 2 millones de tapones.
"No es la primera vez que nos faltan insumos. Hemos vivido una situación similar hace dos años, con la escasez de botellas. De hecho, este año, tuvimos algunos parates en nuestra planta por este tipo de problemas. Pero todos fueron lapsos breves", explicó López.
El mercado de los corchos
Si bien en el país no existe el clásico corcho de corteza del alcornoque, en la Argentina, Vinventions, la segunda productora mundial de tapones sintéticos en el mundo, tiene su propia planta en San Juan desde 2013. La empresa belgo-estadounidense produce 200 millones de corchos anuales pero sintéticos. Hace dos años, anunció una inversión de u$s 1,5 millones para ampliar su capacidad.
"Los corchos sintéticos son más económicos pero no se pueden utilizar para todos los vinos. Por ejemplo, en el caso de las categorías de guardado, se utiliza el clásico de alcornoque que se tiene que importar", explicó José Zuccardi, presidente de la bodega que lleva su nombre, una de las argentinas más reconocidas en el exterior. "Para nosotros, se trata de un insumo esencial", concluyó.
Para López, el desafío no solo es importar insumos para sus productos sino cumplir con los pagos a los proveedores. "A veces, tenemos aprobadas las SIRA. Pero no extienden los plazos de pago. Eso complica nuestra situación comercial", indicó.
Los pagos a los proveedores que solían hacerse en un plazo de 90 días, ahora, se extendieron a 180. "Nuestros proveedores no saben a qué dólar hacer los presupuestos. Esto complica mucho es escenario".
En ese contexto López insiste en que en un negocio como el del vino la previsibilidad se convierte en un factor fundamental. "Nosotros trabajamos con plazos de 4 o 5 años. Necesitamos un escenario económico claro para poder crecer", concluyó.
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