Presidente de la compañía que lleva su nombre, y tercera generación al frente de la empresa familiar, Pablo Paladini atiende a APERTURA desde Santa Fe, donde se erige la empresa que lleva poco más de un siglo en la Argentina.
“Paladini está desde que tengo uso de razón”, dice. “Me acuerdo que los sábados con mis hermanos acompañábamos a mi papá a revisar las cámaras frigoríficas y el secadero de productos. Para mí era una experiencia increíble. Yo tenía 6 años y en ese momento recorríamos con mi papá la planta y veíamos los salames y los jamones”, recuerda.
Actualmente, Paladini abarca 150 hectáreas industriales: tiene seis plantas en Villa Gobernador Gálvez, provincia de Santa Fe; una en Pergamino, y dos criaderos que, en total, emplean a 2200 personas directas y 1500 de forma indirecta.
Pablo tenía 27 años cuando se incorporó a la empresa familiar. En ese entonces, la compañía ya contaba con 900 empleados. “Tuve mi primera experiencia en la parte de abastecimiento de la empresa, cuando uno de mis primos me invitó a ser parte del negocio porque se estaba desarrollando el criadero de cerdos, en el año ‘99. Después, en 2003, ingresé al directorio de Paladini. En el medio, mi padre se retiró del directorio e ingresamos mi hermano y yo”, dice. Hoy Paladini es uno de los principales productores de cerdo a nivel nacional: en el predio de Gobernador Gálvez, procesa 31.000 toneladas de carne porcina.
“Cuando empecé en el área de abastecimiento, caminaba por los pasillos en donde estaban mis primos y tíos, que eran los motores del negocio. Ellos me dieron su apoyo y la capacitación que yo necesitaba para ir conociendo a Paladini”, dice.
En esa etapa comenzó a formarse en gestión de empresas familiares y en programas de alta dirección, con el objetivo de entender a fondo cómo conducir una compañía de este tipo. Hoy, ya al frente de la firma, reconoce que disfruta especialmente “el arte de la negociación”. “No sé si soy bueno negociando -admite-, pero me encanta y lo hago con mucha pasión”. “Soy un apasionado de las empresas familiares porque tienen un plus que es la confianza y el vínculo que se genera para algunas tomas de decisiones clave para la compañía”, apunta.
Ahora, la empresa está llevando adelante una inversión de u$s 30 millones destinada a aumentar la capacidad de la línea actual de cocidos en un 70% bajo la proyección de que el consumo interno va a mostrar signos de recuperación. Como parte de esta apuesta, y tras el objetivo de ampliar su participación de mercado, la empresa incorporó nuevos productos a su portfolio de alimentos congelados.

“En los próximos meses vamos a lanzar nuevas líneas de productos. Eso significa trabajar puertas adentro en bajar gastos, costos y en ser más eficientes. Hacemos estudios e investigaciones de mercado y ahí vemos el foco donde podemos seguir creciendo; no solamente en el negocio tradicional, sino en nuevos canales que hoy no tenemos”, explica.
El empresario resalta que actualmente, tras la baja inflacionaria, puede trazar un panorama más previsible a mediano plazo y eficientizar procesos. “Con las gestiones anteriores, todas las ineficiencias se tapaban con precios y eso hoy ya no pasa, lo que implica que ahora el producto empiece a hablar por sí solo para lograr volúmenes de venta. No es fácil: cuesta muchísimo forzarlos y muchas veces eso va en detrimento de la rentabilidad porque hay muchos competidores en la plaza”, destaca.
De hecho, este año, debido principalmente a la baja del consumo, Paladini cierra unos puntos porcentuales por debajo de lo esperado en lo que respecta a volúmenes de venta.
La apuesta de Paladini
Como parte de su estrategia de negocio, la empresa ahora pone foco en la exportación de sus productos. Si bien actualmente ese mercado le representa un porcentaje menor -apenas el 5% de su producción total- el objetivo es aumentar los niveles de exportación en los próximos años. Hoy sus productos se comercializan en Paraguay, Brasil, Uruguay, Hong Kong y China.
“Buscamos llegar al consumidor final con nuestra marca para que sea reconocida a nivel internacional. Eso nos interesa mucho más que la exportación de la media res de cerdo que llega sin marca”, dice. Sin embargo, resalta que esa línea del negocio no avanza al ritmo esperado. El empresario se lo atribuye a la “percepción negativa” -según indica- que dejó la Argentina en años anteriores, cuando las políticas más restrictivas condicionaron la actividad exportadora.
“Tenemos que demostrar que somos un país confiable en el abastecimiento de productos. Lograr conquistar un nuevo mercado le lleva mucho más tiempo a Argentina que a otro país con políticas más previsibles. Ese es el camino que tenemos que transitar”, apunta y destaca que hoy “no le preocupa el tipo de cambio”.
Al respecto, Paladini remarca que el trabajo que está haciendo la compañía puertas adentro también debería hacerlo el Gobierno con la gestión pública. “El sector público tiene que trabajar en la reducción de gastos innecesarios y en la eficiencia. No podemos seguir con el alto nivel impositivo que tenemos ni con el trabajo informal que hay en la Argentina”, cierra.














