Antes de acomodarse en el Palacio Bosch, el embajador Erik Lamelas había anticipado que las empresas estadounidenses estaban “al borde de invertir una cantidad de capital sin precedentes en la Argentina”. Faltaban días para que se produjera la cumbre en la Casa Blanca entre Donald Trump y Javier Milei y, ya entonces, los borradores -o principales ideas- del acuerdo comercial iban y venían entre funcionarios de ambos países.

El 29 de octubre, tres días después de las elecciones de medio término, fue, precisamente, una empresa del país del norte la que le dio a Milei el primer anuncio de inversión después del contundente -y sorpresivo- triunfo leonino en las urnas. Jim Farley, CEO global de Ford Motor Company, visitó el país en el que nació para anunciar un desembolso de u$s 170 millones, destinado a producir la versión híbrida enchufable de la pick-up Ranger en la planta de Pacheco a partir de 2027.

La intención es producirla con foco exportador, como ocurre con la versión convencional de la pick-up. Al igual que la Ranger clásica, eso -hasta ahora- significa América latina, de México a Tierra del Fuego. Pero, como los personajes de las películas que protagonizó su primo Chris, Farley metió una carambola: antes de arrancar, la Ranger híbrida enchufable ya tiene expandidas las fronteras de su mercado potencial.

Aunque aún resta escribir la letra chica y definitiva del acuerdo comercial, el entendimiento entre la Casa Blanca y la Rosada incluye vehículos. Ford, rey de pick-ups en su país natal, sólo produce la versión electrificada de la mediana Ranger en Sudáfrica, desde donde se exporta a Europa y Asia. Con lo cual, si quisiese introducirla en los Estados Unidos, el convenio Trump-Milei propicia la oportunidad.

No sólo en ese caso. También, por ejemplo, si buscáramos un proyecto de inversión para algún nuevo modelo en la Argentina, ahora podríamos hacer el caso de negocios con una escala mayor, con la inclusión de un mercado tan grande como el de los Estados Unidos”, explican en el Hub Pacheco. Ejemplifican con Everest, SUV de la misma plataforma de Ranger que hoy se produce sólo en Tailandia y que siempre suena fuerte cuando se habla de un potencial segundo modelo que Ford podría radicar en el país.

Del otro lado, se abre la posibilidad de traer más unidades -y a menor precio- de productos que ya vende en el país -Mustang, F150- y, en especial, aquellos a los que el arancel extrazona (35%) hace directamente inviables en el mercado local, como la esperada F150 Lightning (eléctrica).

El de los Estados Unidos fue un mercado de 15,9 millones de vehículos el año pasado. La mitad, importados. Principalmente, de México, Corea del Sur y Japón. Una torta tan grande como competitiva para las terminales argentinas, que apenas tuvieron una mínima presencia: algunos envíos de la versión 19+1 (chasis) de la Mercedes-Benz Sprinter, ya hace algunos años. Ya previo al acuerdo, Daniel Herrero, CEO de Prestige Auto -compradora de la operación de la alemana en a Argentina-, ya miraba hacia el norte en su búsqueda de nuevos destinos para ampliar la producción de Virrey del Pino.

Lo concreto es que el comercio de vehículos entre la Argentina y los Estados Unidos es mínimo. Según el anuario de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), al “Resto de América”, categoría que incluye Surinam y los EE.UU., fue sólo el 0,4% de los 314.735 vehículos exportados en 2024. Del otro lado, se importaron 1099 unidades, un 0,5% del total.

La Toyota Hilux, vehículo más exportado de la Argentina, podría ser otra beneficiada. El modelo frenó su ingreso a los Estados Unidos en 1995, tras la sanción del “Chicken Tax”, un impuesto del 25% a las pick-ups livianas importadas, razón por la cual Toyota empezó a producir su reemplazante, la Tacoma, en ese país. En ese entonces, la Hilux se hacía en Tailandia; faltaba un par de años para que iniciara su producción en la Argentina.

La realidad, hoy, es otra: desde Zárate, Toyota abastece del producto a más de 20 países de la región. Sin embargo, por competitividad, su gran asignatura pendiente es conseguir México como mercado, que sigue proveyéndose de Asia.

Si el acuerdo pela el pollo, el mercado estadounidense aparece como un más que atractivo sustituto. Sobre todo, si, además, la japonesa puede introducir una versión electrificada, como se descarta que Toyota hará en Zárate. Del otro lado, también habría interés: la empresa anunció recientemente inversiones por u$s 10.000 millones para ampliar su producción en los Estados Unidos, en especial, de baterías y vehículos híbridos y eléctricos. Quid pro quo.

Volkswagen está invirtiendo u$s 580 millones para producir en el país la Nueva Amarok, que tendrá una versión electrificada. La alemana tiene una histórica y amplia presencia industrial y comercial en los Estados Unidos, a diferencia de Renault, que tiene en marcha los u$s 350 millones para fabricar la pick-up Niagara.

Del otro lado, GM podría intensificar -y acelerar- la llegada de modelos y marcas, en especial, la amplia gama de productos híbridos y eléctricos que desplegó en su mercado natal.

Porque, en el terreno de la teoría, lo que más se espera en la industria es que el acuerdo comercial fomente una mayor llegada a la Argentina de vehículos fabricados en los Estados Unidos. En especial, de nuevas tecnologías. Y eso, en este caso, tiene nombre único: Tesla. El aterrizaje de la marca de Elon Musk en el país es algo anhelado desde hace años y que, incluso, ni con el estímulo que dio la Administración Milei a la importación de vehículos verdes se pudo lograr.

Por el contrario, marcas y productos chinos hegemonizaron el cupo de 50.000 unidades que lanzó el Gobierno para importarlos sin arancel. Con el agregado del desembarco de BYD, mayor fabricante de vehículos eléctricos del planeta, con una sucursal directa. Luz amarilla de la que se tomó nota en el acuerdo.

La Argentina ha reafirmado su compromiso con la protección de los derechos laborales reconocidos internacionalmente. Además, adoptará e implementará la prohibición de importar bienes producidos mediante trabajo forzoso u obligatorio y fortalecerá la aplicación de la legislación laboral”, dice el punto del convenio referido al ámbito laboral.

La Argentina reforzará la cooperación con los Estados Unidos para combatir políticas y prácticas no orientadas al mercado por parte de otros países. Ambos países también se han comprometido a identificar herramientas para alinear enfoques en control de exportaciones, seguridad de inversiones, evasión de aranceles y otros temas relevantes”, se lee en otro, titulado “Alineación en materia de seguridad económica”.