

Como cada año, el 31 de octubre se conmemora en varias partes del mundo Halloween o Noche de Brujas. Esta celebración originaria de Estados Unidos trae consigo muchos rituales espirituales y según mitos populares, muchos de ellos involucran a los gatos negros.
En películas de terror no es extraño ver a una bruja acompañada de su fiel gato negro. Tal es el caso de "Sabrina, la Bruja Adolescente", que en un tinte humorístico incorpora a Salem como su inseparable mascota y ayudante de pociones; los ejemplos cinematográficos son varios más.

La tradición es originaria del pueblo celta en la Edad Media, quienes consideraban esta fecha como el fin del verano y de la cosecha, y con ello la temporada invernal y más oscura del año. Esta época era asociada con la muerte humana.
La creencia por entonces aseguraba que a partir de ese día se abría una conexión entre el mundo de los muertos y los vivos. Así, la costumbre fue mutando hasta convertirse en la actualidad motivo de fiestas donde se estila el uso de disfraces y decoraciones fantasmales.
Cuál es la relación de los gatos negros con Halloween
El vínculo de los gatos negros con Halloween se refiere a las cualidades curativas que se creían que estos animales poseían y se utilizaban para múltiples posiciones y hechizos. En la Edad Media eran asociados a la brujería, el ocultismo, el demonio y los malos espíritus.

La noche de Todos los Santos, como también se conoce a la celebración de Halloween, estos felinos son asociados con la mala suerte o maldiciones. Se creía que las brujas podían convertirse en estos animales para no ser reconocidas en la multitud.
Además, por entonces, quienes poseían gatos negros eran sospechoso de pagano, de practicar brujería o incluso de adorar al demonio. En la actualidad, que creen en las propiedades de los gatos negros y los sacrifican para la realización de rituales.














