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La reducción de la jornada laboral en México avanza, pero no sucederá de la forma inmediata que muchos trabajadores imaginaban.

Aunque la expectativa general apuntaba a un recorte directo a 40 horas semanales, el Gobierno federal confirmó que el cambio será gradual y requerirá una transición estructurada antes de su aplicación definitiva.

Esta modificación comenzará a sentirse en 2026, cuando las empresas deberán reorganizar horarios, plantillas y contratos para cumplir con la nueva normativa. Pero será recién en 2027 cuando el país adopte por completo el nuevo esquema laboral, en un proceso que busca evitar afectaciones operativas y garantizar certidumbre tanto para empleados como para empleadores.

Cómo será la transición hacia las 40 horas semanales en 2027

La iniciativa oficial prevé que a partir de enero de 2027 se aplique formalmente la jornada laboral de 46 horas como etapa intermedia, durante un periodo transitorio.

Aunque la expectativa general apuntaba a un recorte directo a 40 horas semanales, el Gobierno federal confirmó que el cambio será gradual y requerirá una transición estructurada antes de su aplicación definitiva.
Aunque la expectativa general apuntaba a un recorte directo a 40 horas semanales, el Gobierno federal confirmó que el cambio será gradual y requerirá una transición estructurada antes de su aplicación definitiva.

A lo largo del 2026, las empresas tendrán la oportunidad de reordenar sus plantillas y horarios de trabajo. Según lo establecido, la idea es garantizar una transición ordenada, brindando certidumbre tanto a trabajadores como a empleadores.

De esta forma, la jornada de 40 horas no llegará de un día para el otro, sino que llegará tras un periodo de ajuste regulado. Esto buscará mitigar impactos laborales, administrativos y operativos que podrían derivar de un cambio abrupto en los esquemas de trabajo.

Cómo afectará a los empleados la transición hacia las 40 horas semanales de trabajo

Durante la transición hacia la jornada de 40 horas, muchos trabajadores no verán cambios inmediatos, pese a haber esperado una reducción rápida de su carga laboral. A lo largo de 2026, las empresas mantendrán horarios similares a los actuales mientras ajustan turnos, contratos y responsabilidades para cumplir con la nueva norma.

Esto significa que los beneficios esperados —más tiempo libre y mejor equilibrio entre vida y trabajo— se sentirán plenamente hasta 2027, cuando el recorte se haga efectivo. Para los empleadores, el periodo de adaptación ofrece un margen valioso para planificar sin afectaciones operativas, minimizar conflictos laborales y comunicar de forma ordenada las nuevas condiciones al personal.