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En un hito económico para la región, Chile fue reconocido como el país más próspero de América Latina en 2024, de acuerdo con el más reciente Índice de Prosperidad publicado por la firma internacional HelloSafe.

Con una puntuación de 43,19, la nación superó a referentes tradicionales como México, Brasil y Uruguay, posicionándose también a la par de economías desarrolladas como Estados Unidos y Canadá.

Factores clave del éxito económico de Chile

El liderazgo de Chile en el Índice de Prosperidad de 2024 no es fruto del azar. Detrás de este ascenso están factores clave como una economía estable, baja inflación y un sistema financiero sólido. El país supo mantener una política fiscal responsable mientras amplía su matriz exportadora, reduciendo su histórica dependencia del cobre.

Además, la apuesta por la inversión en infraestructura y educación fortaleció el entorno para los negocios y la innovación. A esto se suman avances concretos en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, impulsados por programas sociales eficaces y un compromiso con la inclusión. Como resultado, el crecimiento económico está llegando a más sectores de la población, generando un círculo virtuoso de desarrollo y bienestar.

El nuevo mapa económico en América Latina

El panorama económico de la región dio un giro notable. Chile encabeza ahora el ranking de prosperidad en América Latina, seguido de cerca por Uruguay y Panamá, que ocupan el segundo y tercer lugar, respectivamente. Esta nueva configuración rompe con las percepciones tradicionales que colocaban a potencias como Méxicoy Brasil a la cabeza, hoy relegadas a posiciones intermedias.

Por su parte, Perú se ubica en el puesto 12 del continente, con avances importantes en desarrollo humano, aunque aún enfrenta retos en infraestructura social y en una distribución más justa de la riqueza.

¿Chile podrá mantener su liderazgo económico en América Latina en 2025?

Aunque Chile se posiciona hoy como la nación más próspera de América Latina, el futuro plantea desafíos importantes para mantener ese liderazgo. La economía chilena aún depende en gran medida de la exportación de recursos naturales, lo que la hace vulnerable a las variaciones en los precios internacionales. Además, el impacto del cambio climático amenaza sectores estratégicos como la agricultura y la minería.

Para sostener su crecimiento, Chile necesita avanzar hacia una economía más diversificada y basada en el conocimiento. Impulsar la innovación, el emprendimiento y la tecnología será clave para construir un modelo productivo más moderno y resiliente. En ese sentido, la reciente reforma educativa y los esfuerzos por digitalizar la economía marcan pasos importantes hacia esa transformación.