Un grupo de investigadores de alcance internacional, encabezado por la científica Elizaveta Kovaleva de la Universidad del Cabo Occidental en Sudáfrica, realizó un descubrimiento histórico.
Después de numerosos análisis, concluyó que los fragmentos de cristal amarillo, detectados hace 90 años en el desierto de Libia, tienen un origen extraterrestre.
Fin del misterio: el descubrimiento que cambia todo
El equipo de científicos logró resolver un misterio que ha desconcertado a la comunidad científica durante casi un siglo. Se determinó que los fragmentos de cristales amarrillos descubiertos en el desierto de Libia en 1933 son, en realidad, resultado del impacto de un meteorito en la Tierra.
Los expertos ya habían determinado que el vidrio tenía cerca de 29 millones de años, pero su origen era desconocido. Algunas teorías sugerían que podría haberse formado a partir de la fusión de minerales terrestres, mientras que otras postulaban que tenía un origen extraterrestre.
El nuevo estudio, publicado en Nature Communications, aporta pruebas concluyentes a favor de la segunda hipótesis. Los científicos analizaron la composición química de los cristales y encontraron que son ricos en sílice, un elemento que se encuentra en abundancia en los meteoritos.
Además, detectaron otros elementos, como hierro y titanio, característicos de los cuerpos extraterrestres.
Los resultados sugieren que el meteorito que impactó en el desierto de Libia tenía un tamaño considerable. La energía del impacto habría sido suficiente para derretir los minerales terrestres, dando lugar a la formación de los cristales amarillos.
El descubrimiento de los cristales amarillos del desierto de Libia
Los cristales amarillos del desierto de Libia fueron descubiertos por primera vez en 1933 por un grupo de geólogos alemanes que trabajaban en el área. Los cristales se encontraban esparcidos por la superficie del desierto, en una zona conocida como el Gran Desierto del Mar de Arena.
Estos elementos exhibían un tono amarillo vibrante y presentaban una forma irregular. Los geólogos los clasificaron como vidrio natural, aunque su procedencia permanecía desconocida hasta ese momento.