Por primera vez desde julio, China no reportó ningún caso nuevo de coronavirus por transmisión local, una prueba para las autoridades nacionales de que su estrategia de tolerancia cero al Covid parece estar funcionando, mientras otros países asiáticos están adoptando posturas de convivencia con el virus.

En el último mes, el gigante asiático registró alrededor de 1200 contagios ligados fundamentalmente a un brote de la variante Delta en la ciudad de Nanjing -una de las urbanizaciones más importantes del país- luego de que un grupo de personal de limpieza se contagiara tras un vuelo que llegó desde Moscú.

Por el nuevo brote, las autoridades volvieron a instalar restricciones de circulación en varios puntos del país; se suspendió la emisión de pasaportes para viajes no esenciales; se cerraron de puntos turísticos como el famoso Parque Forestal Zhangjiajie; y se realizaron testeos masivos a millones de personas para identificar y aislar a los infectados. Los economistas esperan que estas medidas reduzcan el crecimiento de la segunda economía mundial en este tercer trimestre.

Desde el fin de semana, las autoridades han comenzado a levantar los cierres en algunas zonas de Beijing, así como en las ciudades de Wuhan y Jingmen, en la provincia central de Hubei, después de que estas ciudades hubieran cerrado algunas zonas para contener el virus. Sichuan ha permitido a las agencias de viajes reanudar los viajes al exterior de la provincia, excluyendo los lugares que aún se consideran de riesgo.

Por el contrario, Shanghai puso en cuarentena a cientos de personas durante el fin de semana después de que se registraran algunos nuevos contagios, lo que hizo temer un nuevo brote en la ciudad. Sin embargo, no se informaron nuevos contagios locales el 22 de agosto.