Desilusión. España necesitaba el "milagro olímpico" como una bocanada de aire freso en un año donde las denuncias de corrupción contra el Partido Popular (PP) del presidente Mariano Rajoy estuvieron en el ojo de la tormenta. La situación política se suma a la crisis económica que sigue asfixiando a los españoles y parece no encontrar salida, pese a los intentos del gobierno de mostrar lo contrario.

Para Rajoy, la elección de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos 2020 era un sinónomo de que el mundo cree en la recuperación española y en su gestión. En efecto, días atrás, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, proclamaba con tono eufórico y horas antes de darse a conocer la ciudad elegida para albergar los JJ.OO. que “España es el gran éxito económico del mundo”. Pero la frase sólo quedó en un slogan.

Pero con el poderío económico y una fuerte apuesta a la tecnología, Tokio quedo seleccionada como sede de la villa olímpica y el tono eufórico de la delegación española se transformó en intentos de justificación para explicar la derrota de la capital española. Madrid 2020 ya no será la rampa de lanzamiento de la recuperación económica de Rajoy y las especulaciones políticas comenzaron.

Entre las explicaciones que la delegación española intentaba ofrecer anoche, estuvo presente, incluso, un posible plan de boicot contra el país ibérico, como represalia a su actitud en la última crisis desatada respecto al Peñón de Gibraltar. Hubo argumentos de todo tipo, como por ejemplo: “Es que los países de la Commonwealth acaparan una cuarta parte de los votos”.

Más allá de las teorías conspirativas, la realidad es que Madrid se quedaba, por tercera vez consecutiva, sin la posibilidad de albergar a los Juegos y varias infraestructuras ya construidas equivalentes al 80% de las instalaciones necesarias.

Tiempo de sacar cuentas y replantear la estrategia. Para completar la presión en el gobierno español, hoy se confirmó que la "Troika" (el BCE, el FMI y la Comisión Europea ) llegará a España a finales de este mes para la cuarta de las cinco revisiones del sector bancario previstas en el Memorándum de Entendimiento de ayuda a la banca.

Se trata de la penúltima misión del grupo financiero antes de que concluya en diciembre el programa de ayudas concedido en julio de 2012 al país para sanear su sector bancario. Allí, Rajoy deberá demostrar la efectividad y solidez de su "gran éxito económico" y pasar una nueva prueba ante la dura mirada de los observadores europeos.