

Cuando salió en libertad tras permanecer 27 años tras las rejas, el líder sudafricano Nelson Mandela tenía todas las razones para anidar resentimientos y buscar revancha. En un país de mayoría negra pero gobernado por una minoría blanca que detentaba el poder, el dinero y los privilegios, Mandela podría haber promovido venganzas. Sin embargo optó por luchar por la democratización en su país golpeado por la segregación racial y su gestión le valió el premio Nóbel de la Paz.
Nelson Mandela murió anoche, a los 95 años de edad, rodeado de su familia, tras padecer una larga enfermedad. El mundo recibió con dolor la noticia y desde todos los rincones del Planeta se escucharon expresiones de pesar por la desaparición de un estadista ejemplar, símbolo de la lucha inclaudicable contra el apartheid.
En 1994, tras las primeras elecciones generales en las que todos los grupos raciales tuvieron derecho al voto, Mandela se convirtió en el primer presidente de raza negra de la República de Sudáfrica, un hecho histórico que demostró a la humanidad que los deseos, cuando persiguen una causa justa, pueden convertirse en realidad.
Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Qunu, un poblado sudafricano de unos 300 habitantes y en su infancia se dedicó a pastorear ovejas y becerros, al igual que sus 15 hermanos. Huérfano desde los 9 años quedó al cuidado del regente de su pueblo que le subsidió la educación. En 1942 se recibió de abogado.
En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del apartheid, un brutal sistema instaurado por los ex colonizadores ingleses y holandeses -que de hecho ya se aplicaba-que consistía en la discriminación de la minoría blanca en el poder a la mayoría negra.
Cuatro años después, Mandela pasó a presidir en Congreso Nacional Africano (ANC), una organización fundada en 1944 para luchar en forma pacífica contra la opresión de los negros sudafricanos y que promovía un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza.
Pero el régimen, lejos de reformar sus políticas las endureció y en 1956 creó siete reservas o bantustanes, territorios marginales supuestamente independientes, en los que confinar a la mayoría negra.
El ANC respondió con manifestaciones y boicots, que condujeron a la detención de la mayor parte de sus dirigentes; Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961. Durante el largo juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes (1960).
La ANC adoptó entonces el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana en la que las personas de raza negra eran tratadas como seres inferiores. y Mandela se encargó de dirigir el brazo armado del ANC (la Lanza de la Nación). Su estrategia se centró en atacar instalaciones de importancia económica o de valor simbólico, excluyendo atentar contra vidas humanas.
Acusado de alta traición, Mandela fue condenado en 1963 a cadena perpetua, pero por su extraordinario carisma y sus convicciones, su nombre recorrió rápidamente el mundo y comenzó una campaña de presión internacional para liberarlo. Sin embargo recién en 1990 el presidente Frederik De Klerk, aceptó liberarlo y lo convirtió en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización.
Un año después el régimen anuló la última de las leyes que constituían la base legal del apartheid. Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Tras ganar por amplia mayoría las elecciones presidenciales, Mandela gobernó en coalición con la elite blanca que manejó la dirección económica y la alta empresa hasta que 1996, luego de aprobarse la nueva Constitución, puso fin al período de transición democrática.
El 20 de junio de 1999, Mandela entregó el poder a su sucesor, Thabo Mbeki, y se retiró de la política, al menos formalmente.
En julio de 2001, la oficina de Nelson Mandela anunció que el ex presidente sudafricano, padecía un cáncer de próstata.
Mandela contrajo matrimonio tres veces y tuvo 5 hijos. Winnie, su ex mujer, fue arrestada acusada de fraude y robo por un caso de préstamos bancarios. Su última esposa es la ex primera dama de Mozambique, Graça Machel.












