La recién estrenada sede del Parlamento de Unasur en Bolivia, vacía y sin uso a la vista, es reflejo de la crisis por la que atraviesa el bloque sudamericano debido a una marcada división política entre sus miembros.

El presidente boliviano Evo Morales inauguró la semana pasada el complejo de tres edificios de cuatro pisos del Parlamento de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), en una ceremonia sin presencia de otros mandatarios de los países del bloque.

Fue un contraste con el acto de colocación de la primera piedra en 2008, al que asistió la entonces presidenta chilena Michelle Bachelet. La obra, fuertemente criticada por la oposición boliviana, fue construida a un costo de u$s 61,7 millones.

El plan inicial era que en cada país sudamericano fueran elegidos representantes a este parlamento, pero nunca se firmó un protocolo con este fin.

Como no hay visos de una próxima elección de parlamentarios sudamericanos ni de una rearticulación de Unasur, Morales ofreció el edificio para actos escolares, asambleas sindicales y bodas.

Levantado sobre un terreno de 300 hectáreas en el municipio de San Benito, 45 km al sur de la ciudad central de Cochabamba, el fastuoso edificio de ventanales polarizados posee un hemiciclo con capacidad para 136 parlamentarios.

Además, tiene oficinas administrativas, centro de convenciones con tres auditorios para 1.300 personas, salas para teleconferencias, estacionamiento para 110 automóviles y helipuerto con capacidad para seis aeronaves.