

El fiscal encargado de investigar el magnicidio en julio del presidente haitiano Jovenel Moise, pidió ayer inculpar al actual primer ministro de Haití, Ariel Henry, y que se le prohíba salir del país, por su presunta relación con el crimen.
La reacción de Henry fue echarlo. "Tengo el placer de informarle que se decidió cesarlo del cargo", confirmó el primer ministro en una carta distribuida ayer públicamente, donde le atribuye presuntas "faltas administrativas graves".
El dato distintivo es que la carta figura fechada el lunes: un día antes de que Bed-Ford Claude, el comisario del gobierno de Puerto Príncipe -una figura equivalente a fiscal- exigiera la prohibición de salida de Henry del país.
Argumento que el entorno del primer ministro usó para considerar que la medida del fiscal queda sin efecto -alegando que se tomó después de su destitución-. Hoy ya fue reemplazado por Frantz Louis Juste, reportó la oficina de Henry.

Moise fue asesinado el 7 de julio por un comando armado en su vivienda de Puerto Príncipe. El comando de mercenarios colombianos fue contratado por una empresa de seguridad de Miami regentada por un venezolano. Más de 40 personas fueron detenidas: una veintena de exmilitares colombianos y cinco ciudadanos con nacionalidad haitiana y estadounidense, además de varios policías.
El próximo lunes, la viuda del presidente, Martine Moise, está citada a comparecer en el marco del caso.

En el marco de la investigación, se hallaron varias llamadas telefónicas entre Henry y uno de los principales sospechosos del asesinato, Joseph Félix Badio, conversaciones que habrían tenido lugar el mismo día del magnicidio.

Badio, antiguo empleado del Ministerio de Justicia, está escondido desde que se dictó una orden de detención contra él en julio tras ser señalado como planificador del ataque contra el mandatario.













