

En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas globales, donde conflictos como la guerra en Ucrania y las disputas en Oriente Medio mantienen al mundo en vilo, China envió un mensaje claro y contundente con la inauguración de su tercer portaaviones, el Fujian.
Este buque de guerra representa no solo un avance tecnológico impresionante, sino también una señal estratégica que aviva los temores de una posible invasión a Taiwán, lo que muchos analistas interpretan como el detonante potencial de la Tercera Guerra Mundial.

El Fujian: el portaaviones chino que cambia el juego en el Pacífico
El portaaviones Fujian, incorporado recientemente a la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN), es el buque más avanzado en la historia naval china. Con un desplazamiento de 80.000 toneladas, este coloso convencional (no nuclear) fue inspeccionado personalmente por el presidente Xi Jinping en la provincia de Hainan.
A diferencia de sus predecesores, el Liaoning y el Shandong, que utilizan rampas de salto para lanzar aviones, el Fujian emplea catapultas electromagnéticas (EMALS). Se trata de una tecnología de vanguardia que permite despegar aeronaves más pesadas con mayor frecuencia y flexibilidad.
Esta innovación lo posiciona como el segundo portaaviones del mundo con EMALS, solo superado por el USS Gerald R. Ford de Estados Unidos. Según la prensa estatal china, fue Xi quien impulsó esta decisión tecnológica, elevando las capacidades de proyección de poder de Pekín más allá de sus costas.
Sin embargo, expertos como Carl Schuster, ex capitán de la Marina de EE.UU., advierten que sus capacidades operativas equivalen solo al 60% de un portaaviones de la clase Nimitz estadounidense. “En términos simples, por cada 10 aviones que lanzan los portaaviones estadounidenses, el Fujian solo puede lanzar seis”, explica Schuster.
El mensaje detrás del nombre: ¿una amenaza directa de China a Taiwán?
El nombre Fujian no es casualidad. La provincia homónima se encuentra frente a las costas de Taiwán, la isla que Pekín considera parte inalienable de su territorio desde 1949, cuando las fuerzas nacionalistas se refugiaron allí tras la victoria comunista en la guerra civil china. Hoy, Taiwán opera como la República de China, una democracia vibrante que rechaza la unificación bajo el régimen de Xi.
La inauguración del Fujian se interpreta como un “mensaje contundente” de intenciones bélicas. Analistas como Collin Koh, del Singapore’s Rajaratnam School of International Studies, lo describen como un “cambio de juego potencial para China”, aunque advierte: “Hay muchas capacidades que aún deben probarse y perfeccionarse, incluyendo cómo desplegarlo en un conflicto por Taiwán”.
El presidente chino reiteró promesas de “reunificación” por la fuerza si es necesario, y este portaaviones podría ser clave en un bloqueo o invasión anfibia. En un mundo ya fracturado por la invasión rusa a Ucrania y los ataques de Hamás en Israel, esta escalada en el estrecho de Taiwán genera pánico.













