Brasil: la actividad industrial volvió a caer en agosto, y ya es el tercer mes consecutivo

La falta de insumos y los altos costos de producción están dejando rezagado al sector industrial y apuntan a una recuperación desigual, en contraste con el crecimiento de los servicios.

La producción industrial de Brasil cayó 0,7% -por arriba de las proyecciones- en agosto, en el contexto de un endurecimiento de la política monetaria del banco central y los problemas en la cadena de suministro que afectaron a los fabricantes.

Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la actividad industrial cayó un 0,7% -más de lo que estimaban los sondeos de Bloomberg (-0,3%) y Reuters (-0,4%)- en relación a julio y al mismo mes de 2020. Se trata de la tercera contracción consecutiva del sector, que acumula una caída de 2,3% en los últimos meses.

La mayoría (15 de 26) de las categorías encuestadas registraron números negativos, arrastrados principalmente por la menor elaboración de productos farmacéuticos (-9,3%); químicos (-6,4%); productos electrónicos y de computación (-4,2%); autos (-3,1%); coque, derivados del petróleo y biocombustibles (-2,6%).

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"Durante meses, la industria se ha enfrentado al desorden en las cadenas de suministro, la falta de materias primas, el aumento de los costos de producción y (...) todavía hay muchos problemas con el mercado laboral", explicó André Macedo, jefe del informe de producción industrial del IBGE. Esos fenómenos derivaron en un "ritmo más lento" del sector industrial, tras once meses de crecimiento.

"Hay un desarreglo en la cadena de producción, lo que encarece los costos de producción y hace que escaseen las materias primas para la producción del bien final", dijo Macedo y agregó que "hay un contingente importante de trabajadores fuera del mercado laboral y los puestos de trabajo que se crean tienen salarios más bajos, es decir, hay una precariedad de las condiciones laborales. También hay una retracción en la masa de ingresos y una menor renta disponible para las familias, debido a la mayor inflación. Estos factores afectan las condiciones de compra de las familias".

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A la falta de insumos por los problemas mundiales en las rutas marítimas y el aumento del precio de las materias primas, se suma la estricta política monetaria que está siguiendo el Banco Central de Brasil (BCB) -cuyo titular, Roberto Campos Neto, será investigado junto al ministro de Economía, Paulo Guedes, por los Pandora Papers- para contener la inflación. El banco ya subió la tasa de referencia (Selic) cinco veces este año, desde un mínimo histórico de 2% hasta el actual 6,25%, encareciendo el acceso al crédito.

La tendencia apunta a un crecimiento desigual en la recuperación económica del país: mientras los servicios -que representan alrededor del 60% del PBI brasileño y emplean a la mayor cantidad de personas- están creciendo, beneficiados por la reapertura de las actividades; la industria se está quedando atrás, debido a la escasez de insumos y altos costos de producción.

La tendencia está en línea con las proyecciones del BCB que recientemente revisó al alza sus estimaciones de crecimiento de la economía brasileña (de 4,6% a 4,7%) y calculó que en 2022 el PBI subirá 2,1%.

Si bien tanto el sector de servicios y de la industria cerrarían este 2021 en un nivel cercano al 4,7%, los datos de están revisados de proyecciones anteriores, 3,8% y 6,6%, respectivamente. 

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