

"Esta es una competencia entre los ricos y los pobres, la lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo", dijo ayer Pedro Castillo, el 'tapado' de las elecciones peruanas, a medida que Keiko Fujimori se perfilaba como su rival en el próximo balotaje del 6 de junio.
Con el 96% de las actas procesadas, la candidata de Fuerza Popular se quedaba con el 13,6% de los votos, separándose de Rafael López Aliaga (Renovación Popular) y Hernando de Soto (Avanza País) que se disputaban el tercer puesto en un empate técnico con el 11,6%.
La segunda vuelta que probablemente enfrenten a un candidato de izquierda con la heredera del fujimorismo, son un síntoma de la crisis política y la fractura de los partidos que Perú vive desde hace cinco años. "Más del 70% nos ha dicho que no le cree a nadie. De allí la necesidad de escuchar" sintetizó, Verónika Mendoza, candidata de Juntos por el Perú, que previo a las elecciones se perfilaba dentro del top 3 de candidatos y finalmente quedó sexta con el 7,8% de los votos.
De hecho, Castillo (Perú Libre) que aventaja a Fujimori por una diferencia de seis puntos, ni siquiera llegó al 20% de los votos.
Por otra parte, se proyecta un congreso cada vez más fragmentado, con 11 partidos que podrían obtener bancas. Por lo que quien se quede con la presidencia tendrá un poder limitado en la legislatura, que en los últimos años destituyó a Martín Vizcarra y empujó a la renuncia a Pedro Pablo Kuczynski.













