

Dormircon los ojos abiertos puede parecer una rareza o incluso motivo de risa para quien comparte la cama, pero para muchas personas es una situación real que puede pasar desapercibida durante años.
Esta condición tiene un nombre médico: lagoftalmos nocturno, y puede traer consecuencias si no se trata. "En casos graves, puede provocar dolor y causar daño ocular permanente", advierte Christen Cheuvront, especialista en medicina del sueño de la Clínica Cleveland.
¿Qué es el lagoftalmos nocturno?
El lagoftalmos nocturno es una afección que impide que uno o ambos ojos se cierren completamente durante el sueño. Aunque parezca inofensivo, incluso una pequeña exposición ocular puede causar sequedad, irritación e incluso afectar la estructura del ojo.
Las causas más comunes incluyen:
- Nacer con párpados que no alcanzan a cerrarse totalmente.
- Accidente cerebrovascular.
- Parálisis de Bell.
- Blefaroplastia (cirugía estética de párpados).
- Enfermedades neuromusculares como el síndrome de Kearns-Sayre o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
- Traumatismo craneal o facial.
- Hipertiroidismo.
- Consumo de alcohol o somníferos.

¿Cómo saber si dormís con los ojos abiertos?
Como el fenómeno ocurre mientras se duerme, es muy difícil que la persona lo note por sí misma. Generalmente, lo descubre por comentarios de otra persona o cuando empieza a experimentar síntomas como:
- Ojos secos o arenosos.
- Irritación, ardor o enrojecimiento.
- Visión borrosa.
- Sensibilidad a la luz.
Según Cheuvront, estos síntomas se producen porque la capa externa del ojo se seca durante la noche, y si no se mantiene humectada, puede dañarse o rayarse.
¿Cómo se trata el lagoftalmos nocturno?
El lagoftalmos nocturno se puede tratar de varias maneras. Algunas de las opciones son:
- Cambios en el estilo de vida: el primer paso es revisar ciertos hábitos. El consumo de alcohol y somníferos puede empeorar o incluso causar la afección. La mala calidad del sueño también puede influir.
- Cerrar físicamente los párpados: existen métodos simples y no invasivos que pueden ayudar, como usar un trozo de cinta médica para cerrar los ojos por la noche. "Puede funcionar muy bien para algunos pacientes. Pero a otros les resulta claustrofóbico", señala Cheuvront.

- Proteger los ojos: mantener los ojos hidratados también es esencial. Algunas opciones son tratamiento de glándulas sebáceas, gotas o gel oftálmico, colocarse un antifaz para dormir o buscar una posición de descanso que favorezca el cierre natural del párpado.
- Cirugía: cuando los tratamientos anteriores no dan resultado, se puede recurrir a una intervención quirúrgica. El procedimiento consiste en modificar el tamaño de los párpados para que logren cerrarse por completo. Es una opción definitiva y recomendada en casos severos para evitar daños oculares permanentes.
















