

Cuando una persona muere, es común que haya dejado un testamento válido que indique cómo deben distribuirse sus bienes. Sin embargo, en algunos casos el testamento puede ser declarado nulo si el heredero no cumple con los requisitos legales establecidos por el Código Civil y Comercial de la Nación.
Aunque muchas familias creen que la herencia pasa automáticamente al cónyuge o a los hijos, la realidad es más compleja: el reparto está minuciosamente regulado y depende de la existencia de testamento, de los vínculos familiares y de varios límites que la ley impone para evitar abusos.
En el caso de las parejas, no todas los cónyuges podrán recibir una parte de la herencia (o mismo el total) aunque estén oficialmente casados. ¿Cuáles son los motivos y en qué casos aplica?
Qué derechos tiene el cónyuge viudo en una sucesión
El cónyuge sobreviviente es considerado heredero forzoso y conserva derechos aún cuando haya testamento. Su participación depende del resto de los herederos:
- Con hijos: recibe una parte igual a la de cada descendiente.
- Sin descendientes, pero con padres/abuelos: se divide el patrimonio entre el cónyuge y los ascendientes.
- Si no hay descendientes ni ascendientes: el cónyuge hereda el total de los bienes.
El artículo 2437 establece que los matrimonios celebrados cuando una de las partes cursa una enfermedad terminal pueden perder el derecho hereditario si el fallecimiento ocurre dentro de los 30 días posteriores, salvo que se pruebe convivencia previa.
Además, no hay derecho sucesorio cuando existe divorcio o una separación de hecho sin voluntad de reconciliación.
Cómo se reparte una herencia, según la Ley de Sucesiones
Incluso cuando existe un testamento válido, la voluntad del fallecido no puede vulnerar el piso mínimo que el CCyC reserva para ciertos familiares directos. Este límite se conoce como porción legítima, y está previsto en el artículo 2444.
Los porcentajes obligatorios son los siguientes:
- Descendientes (hijos, nietos): deben recibir dos tercios del patrimonio total.
- Ascendientes (padres, abuelos): les corresponde la mitad, solo si no hay descendientes.
- Cónyuge sobreviviente: si es el único heredero forzoso, la porción legítima es de un tercio.
La parte restante es la porción disponible, que sí puede asignarse a cualquier persona física o jurídica sin restricciones. Por ejemplo, un testador podría donar esa fracción a un tercero, una institución o un heredero en particular.
Los jueces deben controlar que el testamento respete estos límites. Si una cláusula contradice la porción legítima, esa parte se reduce o se deja sin efecto.












