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El monóxido de carbono (CO) es conocido como el "asesino invisible" por una razón aterradora: no tiene olor, color ni sabor, y tampoco irrita los ojos ni la nariz.

Esto lo convierte en un enemigo silencioso, capaz de intoxicar gravemente e incluso provocar la muerte sin que las víctimas se den cuenta. Por eso, es crucial conocer sus primeras señales de advertencia, siendo el dolor de cabeza uno de los síntomas iniciales más comunes y peligrosos.

Intoxicación con monóxido de carbono: el dolor de cabeza es una señal clave

Cuando inhalamos monóxido de carbono, este gas reemplaza rápidamente el oxígeno en nuestra sangre, impidiendo que llegue a órganos vitales como el cerebro y el corazón.

Cuando el suministro de oxígeno al cerebro disminuye, las células cerebrales no pueden funcionar correctamente. Este desequilibrio y el estrés celular se manifiestan como un dolor, que puede ser leve al principio y volverse intenso y punzante a medida que aumenta la intoxicación.

Además, el monóxido de carbono no solo desplaza el oxígeno, sino que también puede tener efectos tóxicos directos en las células, contribuyendo al daño neurológico. Así, el dolor de cabeza es una de las primeras manifestaciones de que el cuerpo no está recibiendo suficiente oxígeno.

El dolor de cabeza es un síntoma clave de intoxicación por monóxido de carbono porque:

  • Es una de las primeras respuestas del cerebro a la falta de oxígeno.

  • Es un síntoma general y fácilmente confundible, lo que lo hace traicionero.

  • Puede presentarse en múltiples personas que comparten un mismo ambiente, lo cual es una señal de alarma aún mayor.

Es vital estar alerta, ya que los síntomas de intoxicación por CO se confunden con los de otras afecciones comunes como una gripe, una intoxicación alimentaria o simplemente cansancio.

Si vos o varias personas en el mismo lugar (especialmente si es un ambiente cerrado y con artefactos de combustión) empiezan a sentir dolor de cabeza, mareos, náuseas o fatiga, ventilá el ambiente inmediatamente, salí al aire libre y buscá ayuda médica urgente.

Monóxido de carbono: síntomas a los que debemos estar atentos

Además del dolor de cabeza, los primeros síntomas de una intoxicación por monóxido de carbono pueden incluir:

  • Mareos y aturdimiento.

  • Náuseas o vómitos.

  • Debilidad y cansancio.

  • Somnolencia o letargo.

  • Confusión.

  • Visión borrosa.

A medida que la exposición al CO continúa y la intoxicación avanza, los síntomas pueden agravarse, llevando a convulsiones, pérdida del conocimiento, palpitaciones, dolor en el pecho, y en los casos más severos, daño cerebral permanente, coma o incluso la muerte.

¿Cómo se produce el monóxido de carbono?

El monóxido de carbono se genera por la mala combustión de cualquier artefacto que utilice combustibles como gas natural, gas envasado, leña, carbón, nafta, querosén o gasoil. Esto incluye:

  • Calefones, termotanques y calderas.

  • Estufas, braseros y salamandras.

  • Cocinas, hornos y anafes.

  • Parrillas a carbón o leña.

  • Motores de vehículos o generadores eléctricos en espacios cerrados.

Cualquier aparato que queme combustible es un potencial generador de CO si no funciona correctamente o si el ambiente no tiene suficiente ventilación

Monóxido de carbono: señales de alarma en el hogar

Además de los síntomas físicos, existen indicios en el hogar que pueden hacernos sospechar la presencia de monóxido de carbono:

  • Llama de color amarillo o naranja en hornallas, estufas o calefones (la llama debe ser siempre azul).

  • Aparición de manchas de hollín o decoloración en los artefactos, sus conductos de evacuación o alrededor de ellos.

  • Presencia de condensación excesiva en ventanas o paredes.

Medidas de protección

La intoxicación por monóxido de carbono es totalmente prevenible. Aquí tenés las medidas esenciales para protegerte y a tu familia:

  • Revisión anual de artefactos: Hacé que un gasista matriculado revise tus artefactos de gas (calefones, estufas, cocinas) al menos una vez al año, preferentemente antes del invierno.

  • Ventilación permanente: Asegurate de que haya rejillas de ventilación permanentes en los ambientes donde tenés artefactos a gas, y nunca las tapes.

  • Mantené una ventana abierta: Incluso en invierno, dejá siempre una pequeña rendija abierta para asegurar la circulación de aire.

  • No uses hornos u hornallas para calefaccionar: Estos artefactos no están diseñados para eso y generan monóxido de carbono.

  • Artefactos de tiro balanceado: Solo se deben instalar estufas o calefones de tiro balanceado en estos ambientes, ya que toman el aire del exterior y expulsan los gases fuera de la casa.

  • Nunca prendas braseros o grupos electrógenos en espacios cerrados: Úsalos siempre al aire libre y lejos de ventanas o puertas.

  • Instalá detectores de monóxido de carbono: Estos dispositivos son una excelente herramienta complementaria, ya que emiten una alarma si detectan la presencia de CO en el ambiente.

Ante la mínima sospecha de intoxicación, es fundamental actuar de inmediato: abrí puertas y ventanas para ventilar, sacá a la persona del ambiente contaminado y buscá asistencia médica de urgencia.