

Las chicas adolescentes sufrieron mayores índices de depresión, estrés, ansiedad y desórdenes alimentarios tras los meses de crisis sanitaria por el coronavirus, aunque también los chicos adolescentes se vieron impactados.
Según un amplio estudio del fondo de salud Maccabi, realizado sobre 200.000 personas de entre 12 y 17 años en Israel, el número de chicas adolescentes diagnosticadas con depresión casi se duplicó desde antes de la pandemia del coronavirus y se incrementó la utilización de antidepresivos y antipsicóticos.

Al punto de que las recetas de antidepresivos aumentaron un 40% y la de antipsicóticos, en un 68%, indican los autores del informe que aún debe ser revisado a fin de ser válido para orientar la práctica clínica.
Lo que muestran los datos
Entre 2019 y 2021, los diagnósticos de depresión saltaron del 4,8 por mil niñas al 8,1 por mil. En el mismo período, la receta de antidepresivos entre niñas aumentó de 8,8 por mil a 13,8 por mil.
Los diagnósticos de ansiedad en chicas fueron de 8,3 por mil en 2019 a 11,8 por mil en 2021. El estrés fue de 12 por 1000 a 15,5 por mil y los trastornos alimentarios aumentaron del 4 al 6,6 por mil.

La técnica utilizada por el estudio fue de análisis de big data para obtener un panorama general del estado mental durante la pandemia, informó Fuente Latina.
Los autores del estudio titulado "Evaluación de la salud mental de los adolescentes israelíes antes y durante la pandemia de Covid-19", liderados por el analista Yonatan Blu, escribieron que los grandes cambios mentales "se pueden atribuir a cualquier cosa desde miedo a la enfermedad desconocida, a los largos períodos de confinamiento y el cierre de escuelas con su prologado aislamiento social, la falta de actividad física y rutinas de salud inadecuadas".
Resiliencia
El virus Covid-19 y su gestión mundial puso a prueba la resiliencia de la gente, y la psicóloga Iafi Shpirer explica que lo que garantiza esa resiliencia son dos cosas: el círculo familiar y comunitario, con su sensación de pertenencia, y el tener un rol activo en su mundo, es decir, el sentirse potente y no impotente, en palabras de Shpirer.

"Si la situación psicosocial de la familia o del grupo que sea al que se pertenece es funcional y tiene recursos psicológicos para superar los problemas, es fuente de resiliencia y los adolescentes caen mucho menos en la depresión y los trastornos del comportamiento no se agravan, como ha venido sucediendo por la pandemia y sus implicaciones", explicó.
Se sabe que los niños que eran agresivos se hicieron más agresivos durante los confinamientos y las niñas que tendían a la depresión, se deprimían más, a decir de la psicóloga, quien señala que ambas son formas de agresión, una hacia afuera y otra hacia adentro reforzadas también por la educación y la cultura.
Y, como señalan los investigadores del estudio y las autoridades de salud mental, los efectos de la pandemia en la mente de los jóvenes se han hecho notar, con las escuelas cerradas, los meses sin poder salir de casa y el miedo a una enfermedad desconocida.













