Hombres y mujeres atildados, eruditos en el arte de la seducción y de la persuasión, maestros de la oratoria y devotos del racionalismo. El imaginario sobre el homo politicus ha tenido -poco más, poco menos- estas características desde la antigua democracia griega hasta nuestros días. ¿Pero qué hay de esos seres humanos cuando tienen que actuar en situaciones especiales, tomar decisiones importantes o, lisa y llanamente, enfrentar el muy mundano temor a la “mala suerte ?

La respuesta es mucho más sencilla de lo que pueda suponerse: como cualquier “hijo de vecino , los políticos recurren a amuletos, repiten ciertos rituales, prefieren no variar determinada vestimenta y cumplir con la cábala, especialmente cuando se ponen a prueba ante la voluntad popular en las urnas. Veamos cómo se preparan los candidatos para las próximas elecciones del 28 de junio.

El ex presidente Néstor Kirchner tiene varios rituales que sigue al pie de la letra. Por ejemplo, el Teatro Argentino de La Plata, donde presentó su candidatura a diputado nacional, ya forma parte de su universo cabulero, ya que fue el mismo escenario desde donde se lanzó Cristina para senadora, en 2005, y para Presidenta, en 2007. El día de los comicios, degusta un asado en el taller de su amigo “Batata Mansilla, en Río Gallegos. Pero esta cábala que cumple desde hace años no será posible para estos comicios porque cambió su domicilio electoral, a menos que decida volar para almorzar en su ciudad natal y sufragar a tiempo en la Provincia.

El que tampoco podrá repetir su tradición el 28 será el gobernador Daniel Scioli, también candidato a diputado, puesto que ha vendido su casa del Abasto donde compartía en familia y con amigos la vigilia de los resultados. Aunque no declaradamente cabulero, el ex motonauta mantiene algunas costumbres que llaman la atención: por caso, la ausencia de una porción de pastafrola casera le “aguaría el desayuno. Otro rasgo llamativo es su predilección por el rojo y celeste en sus corbatas (son casi el 90% del total que tiene, comentan en su entorno).

Otro de los políticos que muestra una preferencia de color en su vestimenta es Francisco de Narváez, que hace casi un culto de las camisas celestes. A tal punto que su imitador en Gran Cuñado lleva una puesta. El postulante a diputado por Unión-PRO también revela su gusto por los ideogramas orientales que componen sus tatuajes. El que tiene en el brazo derecho significa “crisis es oportunidad y el del cuello es “serpiente de agua , su signo en el horóscopo chino. Decidió tatuárselo, según contó a sus allegados, luego de que, a la entrada de un templo en Singapur, un hombre le colocara una boa en el cuello con la que daba una particular bienvenida a los visitantes.

La religiosidad es otro de los rasgos que se repite en varios candidatos. La líder de la Coalición Cívica, Lilita Carrió, que competirá por una banca en el Congreso, es la dirigente que más exterioriza su fe católica. Solía lucir crucifijos y no deja de ir a misa durante sus giras proselitistas o el día de elecciones. Tampoco Gabriela Michetti, candidata a diputada de Unión Pro, abandona su hábito de ir a misa, aunque sea en la jornada decisiva de las urnas.

Sin cábalas ni rituales, Margarita Stolbizer (Acuerdo Cívico) dice que su optimismo surge del contacto con la gente en la campaña y, el día de los comicios, almuerza con sus hijos y luego espera los resultados con sus colaboradores. También Felipe Solá (Unión-PRO) suele recluirse ese domingo en la intimidad familiar.

Algunos más supersticiosos, otros respaldados por su fe religiosa o por el calor de los más cercanos. Todos confiados en convencer con sus propuestas, los candidatos llegarán al 28 de junio con una única certeza: “La suerte está echada , como dijo Julio César antes de lanzarse a la disputa por el poder de Roma. z we

Camperas políticas

Hay camperas que son íconos dentro del mundillo político local. Todos recuerdan la chaqueta de cuero negra que hizo famosa Saúl Ubaldini como líder de la CGT o la de carpincho de Fernando de la Rúa. También Néstor Kirchner tiene como cábala votar con una vieja campera de cuero marrón, mientras que el cordobés Juan Schiaretti siempre lo hace con una roja. En 1983, Raúl Alfonsín recién mudó la campera que usó en la campaña por un traje más formal cuando le avisaron que había ganado la elección presidencial.

Obama también

En la campaña presidencial estadounidense también abundaron los lucky charms. Barack Obama llevaba siempre consigo una ficha de póker, un pin con un águila americana, una estatuilla de Hanuman (un dios hindú con forma de mono) y el brazalete de un soldado muerto en la guerra de Irak. Y su rival John Mc Cain guardaba en su billetera 36 centavos (una moneda de 25 centavos, una de 10 y una de 1), recogidos en distintos puntos de su gira proselitista, según una nota de Chicago Sun Times.