

El Polo Informático que se estableció en Tandil en diciembre de 2002 está cerca de tocar su límite físico en lo que se refiere al desarrollo de software. El éxito que supuso el aluvión de cerca de 30 empresas tecnológicas que llegaron a esa localidad bonaerense para incubar proyectos y la expectativa que generan los próximos arribos, descubrió un cuello de botella: los egresados y estudiantes avanzados en las carreras como computación y sistemas no alcanzan para cubrir la demanda privada. No egresan más de 50 alumnos por año y cada empresa contrata un promedio de 10 pasantes. En total, cerca de 100 personas trabajan hoy en el Polo Informático.
“En la Argentina tenemos que crecer sin dinero y esto no es el MIT (por el Massachussetts Institute of Technology) , dice Néstor Auza, rector de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, donde funciona el polo denominado por algunos el Silicon Valley argentino.
Para compensar la escasez de egresados y al mismo tiempo sacar provecho del prestigio que generó con la industria del software, Auza quiere copiar la estructura de negocios tech a campos como la farmacología veterinaria, la ingeniería robótica y la industria de materiales.
Más allá de las nuevas alternativas que se plantean a largo plazo, en Tandil son conscientes de que el desarrollo de software es la niña mimada y el año próximo les seguirá dando satisfacciones como hasta ahora. Los acuerdos tecnológicos entre la Universidad y las empresas le dejaran este año 6 millones de pesos a la casa de estudios, que espera duplicar esta suma en 2005.
Ya son cerca de 25 empresas, más del doble que el año pasado, las que llevaron sus proyectos hasta esa ciudad y contrataron alumnos para que se dediquen a desarrollarlos.
Burbujas en la universidad
Entre las empresas hay firmas argentinas pero también españolas, francesas y multinacionales. Están desde Microsoft e IBM a Intercomgi, CPC, Analyte, Idea Factory, Atronic y Unitech, entre otras. Cada una contrata temporariamente entre 4 y 15 pasantes (algunos egresados, otros no) para determinados proyectos. En los distintos edificios del Campus que la Universidad tiene a 10 minutos de la ciudad, hay salas con paredes de vidrio que cada empresa decora a su gusto, que hacen las veces de laboratorios de Investigación y Desarrollo.
Distinto es el caso del acuerdo que el Parque tiene con la empresa Patagonia Technologies. La firma local de software, que cuenta con oficinas en Estados Unidos, se convirtió en el comercializador oficial de los desarrollos exclusivos del Polo.
En otras palabras, Patagonia Technologies se encargará de vender los productos –como por ejemplo simuladores 3D para juegos y radares de navegación– que surjan de la investigación y no de los acuerdos con el resto de las empresas. En este modelo, la Universidad cobrará un royalty.










