Pedro Villar, presidente ejecutivo de Atento, la empresa de call centers del Grupo Telefónica, debió cambiar el discurso que tenía preparado al salir de España el lunes de la semana pasada, en una gira por las filiales latinoamericanas. Su idea era anunciar inversiones tecnológicas en el país y lanzar un plan para triplicar su personal y su facturación hasta los 8.000 empleados y los 200 millones de pesos en 2008.

Pero, antes de subir al avión, recibió un llamado de Humberto Pato Vinuesa, gerente General de la filial local. Esa mañana, cerca de 200 trabajadores de Foetra –sindicato que nuclea a los empleados de telecomunicaciones– habían tomado por sorpresa los centros de Barracas y Martínez, y obligado a la empresa a suspender sus actividades por dos días, dejando pérdidas por $ 300.000.

Los sindicalistas pedían el reencuadramiento de los 2.500 empleados de Atento, que están en Comercio. El reclamo resulta insólito para la empresa, que opera en otros 11 países. Además, un pase de gremio haría disparar sus costos.

El conflicto, que aún debe ser resuelto por el Ministerio de Trabajo, no sólo congeló cualquier plan de expansión, sino que la compañía ya está replanteando su continuidad en el país, ante un eventual cambio de condiciones que hagan inviable su negocio, según indicó ayer Villar a El Cronista.

–¿Cuál es la postura de Atento en relación al conflicto?

–Nuestra tarea es defender la rentabilidad del accionista y, si nos obligan a cambiar de sindicato, no podremos cumplirla. Porque los costos laborales (que representan el 80% del total,) subirían entre un 30% y un 40%. Además de ser una cuestión de rentabilidad, es una cuestión de estabilidad jurídica.

–¿El conflicto pone en peligro la continuidad de la empresa?

–Quedarnos o irnos es una decisión de negocios, no de gustos. Si dejamos de ser rentables, tendremos que dar explicaciones al accionista. Así nos fuimos de Japón e Italia. Necesitamos que la situación se resuelva y se mantengan estables los costos. Este es el único país latinoamericano en el que tuvimos este tipo de problemas laborales. Queremos que los empleados tengan su sindicato, pero de ahí a que las oficinas sean tomadas hay una diferencia.

–¿Podrían llegar las operaciones locales a otro país?

–La competencia es muy dura y nuestros clientes pueden cambiar de proveedor fácilmente. En Chile, los costos laborales son entre un 5% y un 10% menores y hay incentivos de u$s 3.500 por cada nuevo empleado para firmas tecnológicas. Colombia es otro caso. La seguridad dejó de ser un problema grave, son 20% más baratos y hablan un excelente español.

–¿Por qué se oponen al reclamo del sindicato telefónico?

–Nosotros no vendemos telecomunicaciones, comercializamos productos a través de un teléfono. Supongamos que en un futuro hipotético, Telefónica nos venda a una aerolínea. ¿Tendríamos que estar en el gremio de las azafatas?

–¿Mantuvieron diálogos con Foetra? ¿Y con el Gobierno?

–Con el sindicato nos reunimos en Trabajo cuando se dispuso levantar la toma y nos volveremos a ver mañana (por hoy) en el mismo lugar. Por parte del Gobierno, sabemos que el ministro Carlos Tomada conoce el problema. En un momento, Foetra propuso mantener nuestros costos si nos enlistábamos en sus filas, pero no nos podemos fiar de quien nos invade.