

La principal preocupación compartida por los obispos que tomaron parte de la reunión de la Comisión Permanente del Episcopado es operativa: se trata de cómo manejar la nueva situación derivada de la aprobación de la ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La cuestión, de acuerdo con la explicación de uno de los asistentes, estriba sobre todo en cómo encarar el tema en los colegios católicos, en la vinculación con los docentes, los alumnos y sus familias.
Aunque los dignatarios eclesiásticos no lo digan expresamente, ellos y su entorno son conscientes de que determinados sectores vivieron la sanción de dicha norma como una victoria específica sobre la Iglesia.
“Están esperando que en alguno de nuestros colegios se produzca alguna confusión para salir denunciando discriminación, desobediencia a la ley o algo semejante; el impacto en los medios estaría asegurado , detalló un laico con larga experiencia en la gestión educativa privada.
En otro orden, ninguno de los obispos presentes dijo haber percibido rechazos de sus respectivas feligresías a raíz de la postura que la Iglesia asumió en dicha oportunidad.
El intercambio de pareceres abarcó también el previsible desembarco, en no mucho tiempo, de la despenalización del aborto como cabeza de la agenda de discusión política y -sobre todo-parlamentaria. No pocos miembros de la jerarquía eclesiástica consideran que esa cuestión pondrá a prueba la capacidad y la convicción de los católicos y de quienes, sin serlo, otorgan prioridad a la defensa incondicional de la vida desde el momento de la concepción y, por tanto, buscan mantener el sistema legal vigente.
Los representantes de diócesis que se emplazan en puntos de alta concentración humana trajeron a la Permanente su inquietud por la gran inseguridad que se sufre especialmente en esos lugares. Como resumió el padre Jorge Oesterheld, vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, ante una consulta periodística, al drama en sí mismo, mensurable en vidas y bienes perdidos, hay que sumar el desamparo en que se ven inmersos millones de compatriotas de todas las clases y procedencias, a menudo tentados de apelar a salidas tales como la justicia por mano propia cuando perciben que es mínima la posibilidad de que tales delitos reciban el castigo que la ley les establece.
Finalmente, se avanzó en la preparación de la próxima Asamblea Plenaria del Episcopado, la número 100, que comenzará el 8 de noviembre venidero en Pilar con un temario que no soslayará los principales y más candentes tópicos del quehacer nacional.










