La situación política e institucional será uno de los temas ineludibles de análisis en la primera reunión del año de la Comisión Permanente del Episcopado, que se inicia hoy por espacio de dos días presidida por el cardenal Jorge Bergoglio. De acuerdo con los testimonios previos recogidos, la paz social y la plena vigencia de la legalidad serán las claves desde las cuales los obispos miembros de la Comisión -alrededor de veinte, con representaciones territoriales y funcionales- encararán la lectura y puesta en común de criterios acerca de la realidad y perspectivas del país.

La idea, se dijo, es cotejar la evolución de esa realidad con lo expresado por la Iglesia argentina en sus últimos documentos y declaraciones, tanto individuales como conjuntas. En principio las afirmaciones incluidas en esos textos mantienen, para la jerarquía eclesiástica, absoluta vigencia, por lo que no hay certezas sobre la difusión de algún nuevo pronunciamiento, que sólo se haría si se llegara a la conclusión de que con ello está contribuyéndose a normalizar el clima imperante.

Varios obispos fueron depositarios, en las últimas semanas, de la preocupación de autoridades y dirigentes políticos y sociales de sus respectivas diócesis, y en función de ello dieron a conocer llamados insistentes a serenar los espíritus, promover el diálogo y el entendimiento entre sectores. Según pudo comprobarse, la situación es vista como delicada por un importante número de dignatarios, quienes además manejan cifras de pobreza, desempleo y deterioro del ingreso que se parecen poco a las oficiales, y perciben con sus propios ojos flagelos como el de la inseguridad, que afecta por igual a todas las clases sociales y concentraciones urbanas en el país. Sobre este cuadro de situación social los obispos colocan la cuestión institucional, tema en el cual tuvieron una clara toma de posición cuando, el año pasado, enfatizaron la importancia de una real división de poderes y de la vigencia sin cortapisas de la Constitución y las leyes.