

Después de 22 años de trabajo en Techint, donde llegó a ocupar el cargo de vicepresidente Ejecutivo, Carlos Tramutola sintió que su vida necesitaba un cambio. “Quería hacer algo por la comunidad , cuenta. No fue sólo una expresión de deseo: Tramutola dejó su cargo y comenzó a pensar proyectos para mejorar la educación de chicos de bajos recursos. “Mi padre era maestro y yo me formé en la educación pública. Recibí todo de esta sociedad. Por eso, me sentía deudor –dice–. En esa época, la educación significaba una movilidad social ascendente. Después, ese fenómeno se detuvo .
Sus ideas para promover la igualdad de oportunidades educativas comenzaron a tomar forma en 1997, cuando el ex directivo convocó a un grupo de profesionales (empresarios, educadores, médicos) que compartían su misma convicción –“la educación es la herramienta por excelencia para superar el círculo vicioso de la pobreza, falta de capacitación y exclusión social – y juntos realizaron una investigación de campo para detectar necesidades en el ámbito educativo. El dato que más les impactó fue que 350.000 chicos por año dejaban la escuela, en alguno de sus niveles.
Poco después, crearon la Fundación Cimientos y pusieron en marcha el Programa de Becas, su primera iniciativa, que ofreció asistencia económica y apoyo escolar a 17 estudiantes que cursaban el EGB en el Gran Buenos Aires. ¿El objetivo? Lograr su permanencia en el sistema educativo y acompañarlos en su proceso formativo. Ese programa –que se mantuvo en crecimiento ininterrumpidamente desde 1997 hasta ahora– hoy llega a 2.500 chicos, de entre 12 y 17 años, en 15 provincias de todo el país. Consta de una ayuda económica y el acompañamiento de profesionales que orientan a los alumnos y a sus padres. “Hacemos una convocatoria por zonas. Los beneficiarios del programa se eligen por su condición socioeconómica, aquellos que provienen de familias con necesidades básicas insatisfechas, y su compromiso con la educación , destaca Tramutola.
Los niños becados, a su vez, se comprometen a esforzarse en el estudio, tener buena conducta, cumplir con el 75% de asistencia a la escuela y participar mensualmente de un encuentro con el encargado de acompañamiento.
Además de las becas, Cimientos cuenta con un Programa de Apoyo a Escuelas (PAE) que también brinda ayuda económica y orientación profesional. En 2006, se llevaran a cabo 70 proyectos que alcanzarán a 30.000 chicos.
Más allá de los números
La Fundación se financia a través de un sistema de padrinos que incluye tanto a empresas y fundaciones como a personas comunes que deciden apadrinar a un chico. Unas 400 personas y 50 instituciones son las que actualmente solventan los costos de las becas y del programa de acompañamiento.
Para Tramutola, la mayor gratificación durante estos años fue comprobar el impacto del trabajo de la fundación. “El año pasado, contratamos a una consultora para medirlo. Descubrimos que había mucha menos deserción en los chicos becados que en el resto. Un 8% contra un 47%. Una mayor proporción que terminaba el año sin adeudar materias, con más presentismo y mejores calificaciones , describe. Pero, más allá de los números, Tramutola prefiere destacar los logros que más lo emocionaron, como el de Celeste, de Beccar. “Su mamá me dijo que era la primera entre 135 familiares que lograba terminar la escuela , recuerda. O dos hermanas, de Florencio Varela, que están estudiando biotecnología y profesorado. “Se logran transformaciones muy profundas .










