Abrir una cuenta corriente, obtener un plazo fijo, solicitar una chequera o contratar una caja de seguridad son aún servicios controlados por los bancos. Pero el otorgamiento de un préstamo personal, de un seguro o de una tarjeta de crédito han dejado de ser terreno exclusivo de las entidades financieras.

Atraídos por la gran torta que significa el mercado de crédito al consumo, otros jugadores se arriesgan a pelear el negocio. De hecho, cadenas de electrodomésticos y supermercados ya emiten tarjetas de crédito y financian el consumo.

Algunas están sumando seguros y préstamos de dinero en efectivo. Pero no lo hacen sólo para quitarle a los bancos parte de una torta que el año pasado superó los $ 41.000 millones, sino también para encontrar nichos de mayor rentabilidad frente a los límites que la política de control de precios le impone a la venta de productos de la canasta de alimentos.

Si bien el volumen de facturación de los grandes centros de retail crece mes a mes, los ejecutivos del sector aseguran que la rentabilidad no lo hace de manera similar. Y que por esas limitaciones salen a buscar dónde canalizar el dinero que reciben de los clientes para evitar, de manera adicional, los efectos negativos la inflación causa sobre estas operaciones.

Wal-Mart es la única cadena que ofrece créditos en efectivo. Y completa su góndola financiera con seguros de vida, para el hogar y para el automóvil. También con tarjetas de crédito MasterCard.

En el caso de los préstamos se asoció a GE Compañía Financiera, la unidad de servicios financieros de General Electric, que tiene a cargo la evaluación del riesgo y la aprobación de créditos que pueden llegar hasta los $ 10.000. Se accede con ingresos mínimos de $ 600 mensuales y plazos de devolución que llegan a los 36 meses. “Se usa el sistema francés y la tasa efectiva anual llega al 65%, aunque puede bajar de acuerdo al monto , agregan.

También explican que ofrecer seguros y créditos en efectivo les permite potenciar ventas, aunque no necesariamente el dinero se debe gastar en las góndolas de Wal-Mart.

“Quien pide un crédito en el súper lo obtiene con mayor velocidad y menores requisitos que en un banco, aunque debe asumir una mayor tasa de interés que sirve para cubrirse de los riesgos ya que en la mayoría de los casos se trata de gente que no puede acceder a una entidad financiera , explican.

Fidelización

En el caso de Carrefour, a través de la división Servicios Financieros, ofrece una tarjeta de compra para financiar gastos en sus 166 sucursales.

Fue una de las primeras tarjetas de este tipo que se presentó en el país, llegando hoy a tener más de 500.000 plásticos emitidos. Además, relanzó una tarjeta para personas no bancarizadas, fuera del sistema formal que se puede obtener solamente con un servicio a nombre del interesado y DNI.

El soporte financiero de estos servicios es el grupo Cetelem, donde la cadena francesa posee parte del capital accionario.

Por su parte, Disco y Jumbo, ambas propiedad de Cencosud, financian el consumo mediante sus programas de fidelidad Discoplus y Jumbo Mas.

Según explicaron en Cencosud, cerraron el 2007 con 200.000 tarjetas y para este año piensan en duplicar la cantidad y alcanzar los $ 1.000 millones de consumo.

En todas las cadenas coinciden que el crédito al consumo crece motivado por el uso de estrategias orientadas a llevar los préstamos a sectores que no están abastecidos por el financiamiento. Para los expertos, como las condiciones para obtener estos servicios son accesibles a todas las clases sociales, su crecimiento se da de forma considerable entre los sectores medios y medios bajos.