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El ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que el riesgo país va a continuar a la baja, si el Congreso acompaña las reformas. Mientras que la acumulación de reservas dependerá estrictamente de la demanda de pesos y del acceso a financiamiento externo.

Si bien en la City desvinculó la gran jornada que tuvieron los activos argentinos de las palabras de Caputo, el movimiento dejó matices: los ADR treparon más de 8% en Wall Street, el S&P Merval rebotó tras pausar una racha de cinco subas consecutivas y los bonos globales avanzaron entre 0,2% y 1,4 por ciento.

Sin embargo, los Bonares volvieron a quedar rezagados, con caídas de –0,5% a –2,3%, a excepción del AL38, que logró cerrar en positivo. El riesgo país en tanto, no logró perforar los 640 puntos.

Durante el encuentro Líderes de El Cronista, Caputo planteó que la baja del riesgo país no es un fenómeno aislado sino la consecuencia directa del paquete de leyes que el Gobierno impulsa.

“Con las reformas que se están discutiendo, el riesgo país tiene que comprimir en las próximas semanas porque la economía recupera”, afirmó, en clara alusión a la reforma laboral, la impositiva y al Presupuesto como señales que pueden destrabar la segunda etapa de la estabilización.

Esa ancla política conecta con el frente financiero. Caputo sostuvo que, después de las elecciones, el país quedó “mucho más cerca de acceder a los mercados”, y que ese acceso es decisivo, pues reduce la ansiedad del mercado, permite refinanciar vencimientos y facilita la acumulación de reservas. “Si uno tiene refinanciamiento, la acumulación puede hacerse de manera más ordenada”, comentó.

Acumulación condicionada

Sobre la dinámica de reservas, el ministro marcó una diferencia clave entre comprar y acumular. Dijo que el Banco Central (BCRA) registró compras récord, pero que la acumulación neta no se vio por la “situación heredada”. Hacia adelante, explicó que el Gobierno comprará dólares solo en la medida en que aumente la demanda de pesos, para evitar recrear los pasivos remunerados.

También señaló que el mercado cambiario actual no tiene la profundidad necesaria para compras diarias grandes, por lo que el refuerzo deberá venir de la cuenta capital y del financiamiento externo.

Ese financiamiento, aclaró, no será un REPO de u$s 20.000 millones, lo cual calificó de “inviable”. Las conversaciones, dijo, comenzaron con tres países y recién después de la victoria oficialista en las legislativas se extendieron a bancos internacionales para un eventual crédito por u$s 6000 o 7000 millones.

Caputo confirmó además que el esquema de bandas cambiarias seguirá vigente: “Argentina sigue siendo un país con mucha volatilidad”. Sobre el pago de deuda de enero, aseguró que no provocará una caída significativa de reservas.

Hacia el cierre, el ministro volvió al punto de partida: si las reformas avanzan, el riesgo país debería seguir ajustando y, con información más clara sobre el programa de reservas y el financiamiento bancario, los spreads también. “Estamos más optimistas que nunca; estamos en un tren que ya arrancó y por el camino correcto”, concluyó.

El impacto de las promesas en el mercado

Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, en diálogo con El Cronista no encontró relación en la suba de los activos con las palabras de Caputo.

Según su mirada, el mercado de bonos argentinos en el exterior ya venía positivo antes de los anuncios del ministro, por lo que en parte el mensaje estaba descontado: “El mercado asumía que los dólares para pagar en enero estaban. Hasta ahora, no se vio un impulso adicional respecto de las subas que los títulos ya traían antes de que hablara”.

El mercado mira reservas, pero el verdadero driver es el regreso al financiamiento

Adrián Yarde Buller, estratega jefe de Facimex Valores, dijo a este medio que, el mercado está demasiado concentrado en las compras diarias de divisas y tiende a leer la falta de acumulación de reservas como un problema de sostenibilidad del esquema cambiario. “Esa interpretación no solo es incorrecta, también es incompleta”, advirtió.

Si bien el BCRA no acumuló reservas desde las elecciones, el Gobierno rescató unos u$s 7000 millones en cobertura cambiaria vendida antes de los comicios y, en paralelo, avanzó de manera sostenida en la normalización monetaria, con lo que consiguió llevar las tasas reales nuevamente a terrenos de un dígito, comentó Yarde Buller.

“Todo esto ocurrió sin señales de presión cambiaria, incluso con la caída abrupta de la liquidación del agro tras el fin del programa de retenciones transitorias”, aseveró.

El foco, a esta altura, según mencionó el estratega, debería estar en la capacidad de la Argentina de volver a financiarse en el mercado internacional. “Cuando eso se confirme, el Gobierno tendrá margen de sobra para acelerar la compra de divisas apoyado en flujos de capitales. Y, por lo que se ve, ese punto parece estar muy cerca”, concluyó.

Por su parte, Nau Bernués, asesor financiero, CEO de Quaestu, opinó que las palabras de Caputo aportan cierta tranquilidad al mercado respecto de cómo se realizará el pago y sobre la hoja de ruta del equipo económico para acumular los dólares necesarios para los próximos vencimientos.

“Es cuestión de tiempo para que los inversores terminen de poner en precios que la deuda se paga, y que el riesgo país responda en esa dirección”, concluyó.