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Después de coquetear con los 550 puntos y de mostrar que el piso ya no es una fantasía teórica, el riesgo país volvió a moverse en zigzag y cerró en 569 puntos, tras haber tocado 555 y venir de 573 el día previo. No es una señal de ruptura del proceso, pero sí un recordatorio clásico del mercado argentino de que la compresión no es lineal y el “siguiente escalón” no se regala.
Los bonos soberanos en dólares cerraron en alza, con subas claras a lo largo de toda la curva. Los Globales avanzaron entre 2% y 4%, con mejor desempeño en los tramos corto y medio, aunque los títulos largos también cerraron en verde. Los Bonares acompañaron la tendencia, con ganancias de 2% a 3,5 por ciento. Las tasas volvieron a comprimirse y ya se ubican en su mayoría por debajo del 10 por ciento.
Para los analistas, el mercado ya incorporó el anuncio en los precios, pero todavía no le compra la ejecución. Por eso, perforar de forma sostenida la zona de los 500 puntos luce difícil.
Tras el cierre del mercado trascendió que, las agencias de rating empezaron a acompañar la mejora en la percepción de riesgo.
S&P elevó la calificación crediticia de Argentina a CCC+ desde CCC, con perspectiva estable, tanto para la deuda en moneda extranjera como para la deuda en moneda local, que salió de default selectivo.
En paralelo, Moody’s mantuvo la calificación de emisor en Caa1, también con perspectiva estable.
Gustavo Gardey, cofundador de Bull Road Investments, en diálogo con El Cronista, marca el primer punto. “La reacción inicial fue real y se vio en precios. La curva bajo ley extranjera volvió a ubicarse debajo de los dos dígitos, con el GD29 que rindió 6,41% y el GD30 7,71%. Eso es compresión pura: el mercado celebró la señal, la relajación de metas y el mayor nivel de liquidez”.
Gardey explicó que esa misma liquidez también trajo la otra cara del movimiento: “Subió la demanda por bonos CER porque aumentaron las expectativas de inflación de corto plazo. Traducción: hay alivio financiero, sí, pero no un cheque en blanco sobre inflación y tipo de cambio”.
Por su parte, Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, dijo que hubo subas muy fuertes: “El riesgo país bajó de manera significativa. Ahora viene la parte clave, que es pasar del anuncio a los hechos”.
Para el experto, las compras de dólares tienen que concretarse, mostrarse persistentes y, sobre todo, evitar atajos, “como comprar en bloque para luego vender dentro del mercado de cambios con el objetivo de contener la cotización”.
El segundo freno es el tipo de cambio. Repetto lo planteó que algún grado de corrección parece inevitable, y lo más probable es que el Gobierno lo administre gradualmente.
Ese “fine tuning” es justamente lo que hoy mantiene al riesgo país lateralizando. Mientras el mercado no tenga claro cómo se corrige el dólar sin reavivar inflación, la prima de riesgo no termina de ceder.
El factor político
El tercer factor es político-institucional, y acá Gardey pone el reflector en el Congreso. Opinó que el mercado quiere ver avance del Presupuesto y señales de reformas, en particular una laboral, que habiliten creación de empleo formal.
“No porque el riesgo país sea un índice de simpatía parlamentaria, sino porque esas piezas bajan la probabilidad de que el programa se descarrile y mejoran la capacidad de pago a futuro. Sin eso, el mercado se queda en modo “te creo, pero mostrame”.
El S&P Merval no levanta
Finalmente, el contexto externo no ayuda a que la renta variable empuje el clima general. Gardey suma dos ruidos la volatilidad internacional y tensiones Rusia–Europa, que complican una suba sostenida de acciones locales y, por extensión, el entusiasmo de los flujos hacia la Argentina. Y Repetto agregó la traba doméstica que pesa.
“Todo esto ocurre con cepo. Con restricciones vigentes para empresas y personas, el mercado no es plenamente libre; eso limita la dinámica bursátil y también cualquier expectativa de reclasificación que acelere flujos”, advirtió.
Así es que los rendimientos ya reflejan un “upgrade” de expectativas, pero para bajar otro escalón el mercado pide dos cosas que no se tuitean: reservas (acumulación consistente y permanente) y gobernabilidad (Congreso + ejecución sin atajos).
Repetto incluso planteó un mapa de precios: si se sostiene lo anunciado, el primer trimestre podría habilitar un rango de 450–500 puntos; pero sin una acumulación previa de reservas acorde, una caída más profunda “luce difícil”.