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El Gobierno está recurriendo al tipo de cambio como principal ancla antiinflacionaria. Es con ese objetivo que desaceleró el ritmo de crawling peg desde principios de febrero, estrategia que aún mantiene pese a que no parece haberle dado aún los resultados deseados.

Pero también mantiene sus intervenciones para mantener a raya a las cotizaciones paralelas. Los altos precios de los commodities permitirían al Banco Central (BCRA) controlar al tipo de cambio por debajo de la inflación. A la vez, el Gobierno acentúa los controles de precios y subiría las tarifas menos de lo presupuestado.

"Creemos que el BCRA no elevará las tasas de interés hasta las elecciones, para no atenuar la recuperación económica y contener el déficit cuasifiscal, que muestra señales de empeoramiento", precisa un paper del BBVA Research.

Alertan que el tipo de cambio correría por debajo de la inflación hasta las elecciones: luego podría haber una corrección para recuperar terreno.

A su vez, señalan que no hay aún avances en el nuevo acuerdo con el FMI. Por ese motivo es que proyectan que se alcanzaría, como temprano, en el último bimestre del año.

Para que el organismo acepte un acuerdo a 10 años, el Gobierno deberá presentar un programa exigente, que contemple una gradual consolidación fiscal y monetaria, una normalización paulatina del mercado cambiario y que aborde reformas estructurales para apuntalar el crecimiento económico de largo plazo.

La consistencia de este programa definirá en buena medida el devenir de la economía del país.

Escenarios base

Dentro de los factores de riesgo contemplan bajo el escenario base la posibilidad de mayores restricciones a la movilidad, pero un desborde de la situación sanitaria podría afectar aún más la actividad económica, deteriorar el déficit fiscal y aumentar la asistencia monetaria al fisco, agregando presiones cambiarias y financieras.

Un estancamiento en las negociaciones con el FMI podría representar otro factor de riesgo para el corto y el mediano plazo.

"Para anclar la inflación, el gobierno viene reduciendo el ritmo de devaluación desde comienzos de año, y anticipó mantendrá esta estrategia en los próximos meses", indican en el BBVA.

"La suba del precio de la soja, acompañada de una buena cosecha, asegura una sólida entrada de divisas, que permitirá al BCRA comprar reservas en el mercado oficial durante el segundo trimestre e intervenir sobre los tipos de cambio paralelos", agrega el research.

Por su parte, la consultora Analytica, en un paper firmado por su presidente, Ricardo Delgado, prevé tres escenarios factibles para la estrategia cambiaria:

  1. El Gobierno vuelve a un ritmo de depreciación más acorde con una economía con una nominalidad en torno al 35%.
  2. Se endurecen los controles que operan de facto sobre las importaciones, afectando negativamente la actividad y los precios, y
  3. El mejor escenario es aquel que persigue un flujo más estable de ingreso de divisas que permita aumentar las reservas del Banco Central sin la necesidad de que provenga exclusivamente del saldo del sector privado.

"Estimamos que en los próximos meses se verá un mix de los dos primeros escenarios, con unadevaluación mensual más elevada, pero por debajo del 3%, y cierta sintonía fina en las importaciones a medida que la liquidación de la cosecha gruesa comience a declinar", vaticina Delgado.

Contexto macro

Respecto de la dinámica de las reservas, el FMI le desembolsaría a Argentina Derechos Especiales de Giro (DEGs) por unos u$s 4300 millones entre agosto y septiembre. Por ello creen en BBVA Research que el BCRA será capaz de contener al tipo de cambio por debajo de la inflación hasta las elecciones de medio término

El BCRA permanece reticente a subir las tasas de interés a pesar de la aceleración inflacionaria y creen que las mantendrá en los niveles actuales al menos hasta las elecciones, para impulsar la reactivación y contener el déficit cuasifiscal.

Los pasivos remunerados del BCRA superan el 10% del PBI, agregando un nuevo factor de riesgo a la dinámica nominal de la economía.

La delicada situación del balance del BCRA reduce sus márgenes de acción en la pelea antiinflacionaria y explica en parte la reticencia de la institución a elevar las tasas de la economía ante el aumento de la inflación de los últimos meses.

Tras un fuerte crecimiento de los depósitos y del crédito comercial durante 2020, se espera una desaceleración en 2021.

Los depósitos desaceleran a comienzos de 2021. En el marco de un incremento de la inflación, los depósitos a plazo presentan un mejor desempeño que los que están a la vista.

El crédito comercial también muestra un freno tras su fuerte alza de 2020, que había sido impulsada por las medidas de estímulo del BCRA.

¿Qué viene después de las elecciones? La necesidad de acordar un programa consistente con el FMI que aborde los desequilibrios macro.

Para aprobar el EFF hasta 2031 el FMI pediría condiciones exigentes: gradual consolidación fiscal y monetaria, alguna normalización del mercado de cambios y reformas estructurales para apuntalar el crecimiento de largo plazo.

La consistencia de este programa determinará el desempeño macroeconómico del país en 2022 y 2023.

La emisión monetaria para cubrir el déficit fiscal avanza más rápido de lo esperado, por el ritmo insuficiente del roll-over de deuda y de la recaudación

En marzo, el BCRA debió emitir $ 135.000 millones para asistir al fisco. Es un monto 57% más bajo que el del primer trimestre del año pasado, pero se ubica por encima de lo esperado.

El financiamiento en pesos avanza en forma insuficiente para cubrir 40% del déficit de 2021 (meta de Guzmán). A este ritmo, se cubriría con deuda en pesos sólo 22% del déficit primario proyectado.