

El 2021 apunta a ser el año en el cual el peso sufrió su mayor apreciación real, punta a punta, en más de una década.
A principios de este año, el Gobierno y el Banco Central (BCRA) pisaron la devaluación diaria para frenar la inflación de cara a las elecciones.
Sin embargo, la estrategia no funcionó y los precios subieron por el ascensor y el dólar mayorista por la escalera. Y el efecto es que, medido contra las otras monedas con las que comercia Argentina, el peso se apreció, en términos reales, 18 por ciento.
Para encontrar una apreciación real de dos dígitos hay que remontarse a 2011, año en que la el tipo de cambio real multilateral (TCRM) perdió una competitividad del 13 por ciento.
La estrategia de retrasar el carwling peg respecto de la inflación no funcionó y los precios subieron por el ascensor y el dólar mayorista por la escalera: medido contra las otras monedas con las que comercia Argentina, el peso se apreció, en términos reales, 18 por ciento.
Y hay que remontarse a 2008 para encontrar una apreciación de 17 por ciento, que es el valor que se especula que puede observarse al finalizar este año. Hay que recordar que el BCRA viene acelerando el motor de la devaluación en las últimas semanas.
Un informe de la consultora Ecolatina se pregunta si sigue siendo competitivo el nivel actual del tipo de cambio real. Y se autorresponde que aún queda un "colchón cambiario".

¿Cómo se explica este colchón? Durante el 2020 el tipo de cambio oficial corrió a la par de la inflación (se apreció menos de un 3% punta a punta) y esto permitió que el TCRM no pierda el nivel de competitividad que recibió el Gobierno en diciembre 2019.
"Lamentablemente, el atraso electoral afectó la competitividad cambiaria en 2021", señala Ecolatina luego.
"Si bien desde la salida de la convertibilidad a la fecha en casi un 80% del tiempo el TCRM fue más competitivo que el actual, el nivel de hoy se ubica en torno al promedio de la última década y 40% por encima del nivel mínimo alcanzado en 2015", destaca la consultora.
Y agrega: "Asimismo, si solo contemplamos años de cepo recientes (2012-2015 y el período vigente), el nivel actual del TCRM está en línea con el promedio de dichos años. A pesar del retraso que el tipo de cambio oficial tuvo contra la inflación en 2021, aún se cuenta con colchón cambiario", destaca la consultora.
Cabe indicar que en 2015 el gobierno de Cristina Fernández promovió una fuerte apreciación real del peso. Sin embargo el punta a punta no lo marca, ya que con el cambio de gobierno en diciembre llegó la corrección.
Volviendo a lo anterior, el "colchón cambiario" que dejó la devaluación de 2019 puede erosionarse por dos motivos.
"En primer lugar, porque a pesar de la reciente aceleración del ritmo de depreciación, el dólar oficial continúa corriendo muy por detrás de los precios, por lo que la estrategia actual sólo reduce la velocidad del deterioro de la competitividad cambiaria, pero no lo interrumpe", resalta la consultora.
"En segundo término, porque incluso aunque se detenga la apreciación en 2022, en el electoral 2023 podrían volver a surgir presiones e incentivos para volver a utilizar al dólar oficial como ancla nominal", subraya el informe.
Además, el documento se pregunta luego si es suficiente el colchón. "Aún si el Banco Central lograse mantener el nivel actual del TCRM estable durante todo el 2022, si nuevamente se viera políticamente obligado a repetir el atraso del 2021 en el 2023, prácticamente se agotaría por completo la competitividad cambiaria ganada en años recientes: se arribaría a un TCRM tan solo un 13% superior al de diciembre 2015. En este escenario podría ponerse en jaque a la competitividad real del tipo de cambio y condicionando el superávit externo actual", es la contestación.

Días atrás, un informe de la consultora LCG mencionaba que el nivel actual de tipo de cambio real multilateral es semejante al que prevalecía en 2012, último año con superávit comercial e incluso más bajo que cuando se estableció el cepo en octubre de 2011.
Uno de los efectos más dañinos de haber atrasado la devaluación diaria es que impidió acumular reservas. El nivel actual de tenencias brutas del BCRA se encuentra en u$s 41.171 millones. Sin embargo, cuando el miércoles 22 salgan u$s 1900 millones para pagarle al FMI, los valores volverán a situarse en torno a lo u$s 39.000 millones. Como en diciembre 2020.
Ello a pesar de que este año los commodities tuvieron precios extraordinariamente altos, hay un cepo durísimo que dificulta la compra de divisas, a que el FMI envió unos u$s 4300 millones a nuestro país por su cuota de participación en el organismo y a que los pagos a acreedores privados este año fueron marginales.
Sin embargo, hubo factores que acabaron con la posibilidad de que las reservas cierren un año ganador: el mencionado ancla cambiaria, los vencimientos con el propio Fondo y los más de u$s 2000 millones que gastó el Gobierno para que el MEP y el contado con liqui no se disparen ante de las elecciones.













