

Si China fue capaz de construir, de la nada y en tan solo diez días, un hospital completo para luchar contra la pandemia de coronavirus, son pocos los que dudan que tendrá éxito en el lanzamiento de su propia moneda virtual. Presentada como la herramienta necesaria para aumentar la seguridad en las transacciones y reducir el riesgo de contagio del dinero en efectivo por el coronavirus, el gobierno de Xi Jinping acelera su desarrollo para tenerla plenamente circulando en 2022.
Es así que el Banco Popular de China, que está a cargo de la creación del DC/EP ("Digital Currency, Electronic Payment"), acaba de anunciar que esta criptomoneda comenzará a circular en cuatro ciudades del país: Suzhou, Chengdu, Xiong'an y Shenzhen, uno de los grandes centros tecnológicos del país.
Incluso se habla que algunos funcionarios serían los primeros en probar el sistema en los próximos meses, a través de una aplicación móvil del estilo de la SUBE argentina.
Ya en septiembre del año pasado, Yi Gang, gobernador del banco central chino, había anunciado que el proyecto buscaba "reemplazar una parte del efectivo" en circulación e impulsar transacciones más seguras. Esto en parte para combatir el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, pero sobre todo por el juego ilegal que, en China, es otra epidemia más allá del Covid-19.
Si el ensayo a escala de estas cuatro ciudades es exitoso (nadie en el gobierno supone lo contrario), este "cripto-yuan" estaría funcionando para los Juegos Olímpicos de Invierno, que tendrán lugar en Beijing a principios de 2022. Además, no está previsto que la moneda virtual reemplace las aplicaciones "WeChat" y "Alipay", que ya son utilizadas por una gran cantidad de chinos como billetera virtual.
Si bien el gobierno chino comenzó a elaborar el proyecto de su propia divisa virtual en 2014, el anuncio en junio de 2019 del lanzamiento de Libra, la criptomoneda de Facebook, fue un electroshock para los principales bancos centrales del mundo. Porque esta clase de desarrollo desafía el monopolio de las máximas entidades monetarias y hasta se podría convertir en un riesgo mayor para la estabilidad financiera internacional.
De acuerdo con Xu Yuan, investigador del Centro de Finanzas Digitales de la Universidad Beida, el lanzamiento oficial del e-yuan será uno de los dos grandes acontecimientos del año 2020 para China, junto con la pandemia. El experto estima que ya en el próximo mes de diciembre el gobierno debería estar lanzando la nueva moneda para tenerla operativa en 2022.
En cuanto a su monto en circulación para los próximos años, la estimación de los analistas ronda el trillón de yuan (renminbi), unos u$s 140.000 millones, lo que representaría una digitalización del 12,5% del volumen total de dinero chino.
Todos esperan que su lanzamiento sea exitoso, y más cuando millones de chinos ya están acostumbrados al dinero virtual. En ese sentido, se calcula que el DC/EP será capaz de realizar hasta 300 mil transacciones por segundo, muy superior a otras criptodivisas y métodos de pago tradicionales. Esto es algo que puede ser muy valorado en fechas de compras masivas, como la fiesta de los solteros que, el año pasado, impulsó 256 mil transacciones por segundo.
RIVAL
Si China ya es un gigante económico y militar indiscutido a nivel mundial y solo comparable con Estados Unidos, la falta de convertibilidad de su moneda sigue siendo su mayor debilidad. Por eso también el gobierno de Xi quiere avanzar cuanto antes en la internacionalización del cripto-yuan, y desligarse cada vez más del dólar y del sistema bancario occidental en su comercio exterior. China sabe que este es el único camino que tiene para poder rivalizar algún día con la supremacía monetaria estadounidense.
Sin embargo, para lograr la completa internacionalización del e-yuan, todavía hace falta que el banco central acepte perder el control en su circulación fuera de su territorio. Y, para este paso, todavía no hay una fecha prevista.













