Suiza y los millonarios del mundo han sido un tema por mucho tiempo. El sector bancario del país, famoso por sus bancos privados de hace siglos como Pictec, Mirabaud y Lombard Odier, maneja 5,3 billones de francos suizos (u$s 5,6 billones) de riqueza, de los cuales 2,7 billones de francos suizos llegaron al país desde el extranjero.


Muchos de los cantones del país alpino, como Zug y Berna, se convirtieron en hogar de las personas más acaudaladas del mundo gracias a los regímenes impositivos especiales para los extranjeros adinerados que viven, pero no trabajan en Suiza.


A lo largo de los años, estos acuerdos especiales, que gravan con impuestos a los inmigrantes ricos según el valor de sus propiedades en Suiza y no a la valuación de sus activos totales o sus ingresos, atrajeron a celebridades de todo tipo, desde el automovilista Michael Schumacher hasta la cantante Tina Turner y el magnate ruso Viktor Vekselberg.


Sin embargo, el entusiasmo con que los ciudadanos suizos apoyaron el domingo limitar los salarios abusivos que cobran los altos ejecutivos es la última señal de que la relación de Suiza con los mega-ricos está comenzando a cambiar.


El referéndum (que entre otros no sólo prohibe las primas de bienvenida y de despedida, sino que otorga a los accionistas un voto vinculante sobre los sueldos ejecutivos) fue aprobado no sólo por los 26 cantones suizos, sino que el índice de aprobación de 68% fue uno de los mayores en el país.


Las señales de insatisfacción van mucho más allá del plebiscito. En los últimos años, varios cantones han reformado sus regímenes impositivos aplicables a extranjeros millonarios.


Asimismo, los crecientes esfuerzos internacionales para acabar con la evasión impositiva han hecho que los bancos suizos lo piensen dos veces antes de recibir riqueza extranjera.


Hay señales también de que este año se tensarán más los vínculos entre Suiza y los ricos.


Los jóvenes socialistas suizos impulsan un plan para limitar el salario de los altos ejecutivos a 12 veces el sueldo mínimo que paga la empresa. Otros, en tanto, impulsan una votación para aumentar el impuesto a la herencia.


El primer ministro de Francia describió la votación suiza como una inspiración y una excelente expresión de la democracia, otra evidencia del apoyo que brinda Europa a la campaña contra de los excesos que comenten los directorios de las empresas.