
Durante la semana pasada, el precio del petróleo se movió sincronizado con los acontecimientos en Libia. Cuando Gadafi parecía estar cerca de sofocar la revolución, la cotización bajaba por la expectativa de que el crudo libio comenzaría a fluir nuevamente. Cada vez que los rebeldes recibían un impulso, los valores volvían a ascender.
Así fue como el martes pasado, mientras las fuerzas pro Gadafi se acercaban a Bengasi, el petróleo cayó 3,9%. Pero cuando se aprobó el jueves la Resolución de la ONU 1973, registró un alza de 3,5%. Descendió otra vez después de que el líder libio anunció un cese del fuego, para luego rebotar al conocerse sus ataques a las ciudades controladas por los rebeldes. Ayer, mientras los mercados reaccionan al bombardeo de los aliados durante el fin de semana, el crudo siguió subiendo. El Brent trepó a casi u$s 115 el barril.
En medio de esta agitación, la pregunta continúa siendo cuál es el verdadero motivo de los movimientos del petróleo. Por supuesto, Libia es uno de los doce mayores países exportadores, pero solamente vende al exterior 2% de la oferta mundial de crudo. Y lo que se perdió en las últimas semanas quedó compensado con el incremento de la producción en la OPEP.
Durante el fin de semana, Shokri Ghanem, el director de la Corporación Nacional de Petróleo en Libia, señaló que la producción había disminuido de 1,6 millones de barriles diarios a menos de 400.000. De hecho, los operadores hablaban de dar por perdido el crudo libio, al menos en el corto plazo. Oliver Jakob de Petromatrix comentó:
“En cuanto al abastecimiento de petróleo, en el corto plazo los ataques de la coalición no cambian mucho porque las exportaciones ya se habían reducido casi a cero.”
Por lo tanto, lo que importa ahora es el panorama a largo plazo. Preocupa que el suministro de petróleo libio sea limitado por un tiempo.
Y si bien Arabia Saudita actualmente es capaz de mantener elevadas sus existencias, los operadores no están seguros de cuánto tiempo puede seguir así. El Schork Report, elaborado por Stephen Schork, señala: “Los sauditas últimamente están produciendo en exceso, y a estos precios, ¿quién no lo haría?. Pero nos lleva a preguntarnos cuánta capacidad disponible ya está usando la OPEP.
Otros sugieren que el mercado está reflejando temores de que el problema pueda ir más allá de Arabia Saudita, el mayor exportador mundial de petróleo. Lo que realmente preocupa a los sauditas es el riesgo de que la disputa sectaria en Bahrein se desborde hacia el este de su propio país, que al igual que Bahrein, alberga a la mayoría de la población chiíta gobernada por una élite sunita minoritaria.
Pero con EE.UU insistiendo en que la disputa barheiní debería resolverse internamente, parece cada vez más probable que el régimen de ahí podrá sofocar la rebelión. Sería un gran alivio tanto para el régimen saudita como para el de Manama.
Y cuando los sauditas están felices, los mercados de petróleo, también.











