La ciudad de Beijing resistió la pandemia durante casi tres años, aplastando los brotes de Covid-19 antes de que el virus pudiera desbordarla. Cuando se produjeron decenas de casos en junio de 2020, el jefe del Comité del Partido Comunista de la capital china prometió tomar "las medidas más resueltas, decisivas y estrictas para bloquear la transmisión y controlar la situación". Las defensas de la ciudad volvieron a resistir en la primavera boreal, cuando medidas selectivas como las cuarentenas localizadas evitaron un confinamiento generalizado como el que paralizó Shanghai durante ocho semanas. El secretario del partido de Beijing, Cai Qi, viejo aliado del presidente Xi Jinping, fue recompensado por sus esfuerzos con un ascenso al órgano más poderoso del partido, el Comité Permanente del Politburó, en octubre. Sin embargo, en la última semana, la ciudad más importante de China ha sido vulnerada. Desde que Xi abandonó abruptamente su polémica estrategia de contención del virus, el virus se ha propagado entre los 22 millones de habitantes de la capital, mientras las calles permanecen vacías y la mayoría de los comercios cerrados. En los últimos días, los periodistas del Financial Times han visto pruebas de muertes por Covid en hospitales de Beijing y han hablado con personal de crematorios y geriátricos que confirman muertes relacionadas con el coronavirus, lo que contradice el recuento de la Comisión Nacional de Salud, que no muestra muertes en todo el país desde el 3 de diciembre. El director de una gran residencia de ancianos de Beijing, que habló bajo condición de anonimato para sí mismo y para su institución, le dijo al FT que "algunos residentes han muerto por complicaciones del Covid" a pesar de un sistema de dotación de personal de "circuito cerrado" en el que los cuidadores no abandonan las instalaciones. "La mayoría de las residencias de ancianos chinas, incluida la nuestra, carecen de capacidad asistencial", afirmó. "Tenemos que depender de los hospitales para tratar a nuestros residentes en caso de emergencia sanitaria". "El problema es que los hospitales se han visto desbordados", añadió. "Esta semana pasamos seis horas sin éxito llamando al teléfono de emergencia sanitaria después de que uno de nuestros residentes presentara síntomas graves". Muchos trabajadores sanitarios se están preparando para lo peor. Los hospitales están advirtiendo a la gente que se quede en casa y se hidrate en lugar de hacer las largas colas que se forman ante las saturadas clínicas de fiebre. En muchas ya no se realizan tests ni se aísla a los pacientes con Covid, y se le ordenó a médicos y enfermeras que sigan trabajando aunque contraigan el virus. "Tenemos que seguir luchando, de lo contrario el hospital se paralizará", le contó al FT, mientras tosía detrás del barbijo, un médico infectado con Covid, en el Hospital Chaoyang, en el principal distrito comercial y de embajadas de Beijing. El médico, que no quiso dar su nombre, añadió que el hospital se había quedado sin medicamentos para la fiebre, como paracetamol e ibuprofeno, y que su sala de Covid estaba llena pero no saturada, con muchos pacientes con oxígeno y suministros intravenosos. "Las personas con y sin Covid están mezcladas en la clínica de fiebre", dijo un trabajador médico del Instituto de Pediatría de Beijing, añadiendo que el tiempo de espera para ver a un médico era de al menos siete horas. Una madre, que pidió no ser identificada, dijo que esperó en la sala de urgencias del instituto durante 13 horas mientras su bebé de 10 meses luchaba contra una fiebre alta. Otra madre contagiada con Covid, Mary Yang, dijo que le preocupaba que las largas esperas fueran demasiado peligrosas para su hija infectada, que tiene antecedentes de convulsiones febriles. Yang llevó a su hija a una clínica privada donde a los pacientes ingresados se les cobra al menos 12.000 Rmb (u$s 1720) al día. Dado que muchos se hacen los tests caseros o directamente no los hacen, el recuento oficial diario de nuevos casos de Beijing -sólo 476 el lunes de la semana pasada- resultaba ridículo para los residentes que presencian de primera mano la rápida propagación del virus. La Comisión Nacional de Salud de China dijo el miércoles que ya no intentaría tabular el número total de infecciones diarias. Alex Chen, un trabajador de la industria tecnológica que ha comenzado a realizar encuestas informales sobre infecciones entre los residentes de Beijing en WeChat, descubrió que el miércoles, el 52% de los 150 encuestados dijeron que eran positivos. James Zimmerman, un abogado de Beijing, dijo que el Covid se había extendido rápidamente a la mayoría de sus 25 compañeros de oficina a pesar de que muchos trabajaban desde casa. "Ha llegado como un tren descarrilado", afirmó. Los contagios de Covid también han afectado a gran parte del personal de las oficinas de Amazon y Google en Beijing, según declararon varios empleados. "Demasiados de nuestros empleados son positivos, sólo hay unos pocos que pueden venir y trabajar", dijo un guardia de seguridad en la entrada de la tienda insignia de Apple en Beijing, que está funcionando en horario reducido. Muchas otras tiendas de Sanlitun, un distrito comercial de alta gama, como Coach, MAC y Abercrombie & Fitch, cerraron la semana pasada. El miércoles, un comentario en el diario insignia del partido, People's Daily, justificó el giro de 180 grados del Gobierno, que pasó de cerrar las ciudades a levantar las restricciones, citando "el debilitamiento de la patogenicidad del virus Ómicron, el aumento de las vacunaciones y la acumulación de experiencia en prevención y control". Para Beijing y otras ciudades, el peor escenario es que las multitudes en las clínicas de fiebre y las salas de los hospitales llenen las unidades de cuidados intensivos (UCI), como cuando el Covid estalló por primera vez en Wuhan a fines de 2019. "Las UCI en Beijing no se han visto desbordadas", dijo un médico intensivista local. "Pero es muy difícil predecir cómo evolucionarán las cosas en las próximas semanas". Anticipándose, algunos residentes de edad avanzada se han recluido en sus departamentos por miedo a contraer el virus. "No hemos salido desde que abrieron", dijo un residente de Beijing de 63 años que no quiso ser identificado. "Tenemos mucha carne y repollo almacenados, así que nos quedaremos dentro hasta que se nos acabe la comida". Algunos residentes de Beijing ya han empezado a cuestionar la prudencia de abandonar la política de Covid cero con las escasas medidas de mitigación adoptadas. "El sistema sanitario de Beijing no está preparado para un brote como éste", afirmó el ejecutivo de la residencia de ancianos. "El Gobierno invirtió demasiado en Covid cero y demasiado poco en mejorar la atención sanitaria". "Si los residentes de mi geriátrico contraen Covid y presentan síntomas graves, su supervivencia dependerá de su estado de salud subyacente y, en gran medida, de la suerte".