Para Indra Nooyi, CEO de PepsiCo, contentar a Wall Street, que quiere ganancias rápidas, y, a su vez, alimentar al mundo con productos más saludables demostró ser un equilibrio difícil de alcanzar.

La semana pasada, el grupo estadounidense de bebidas y alimentos anunció el despido de 8.700 empleados en todo el mundo y reveló que este año se invertirán más de u$s 500.000 en promocionar sus productos principales, es decir gaseosas y snacks.

Se preveía este plan de volver a lo básico y refocalizarse en los productos que han sido el motor de crecimiento de Pepsi, pero algunos analistas se preguntan si Nooyi hizo suficiente para revivir la suerte de la compañía.

Los inversores inicialmente expresaron decepción al saber que el costo de la medida y los recortes de empleo implican menores utilidades para este año. Frente al panorama de resultados más débiles, el precio de las acciones de la compañía el jueves mismo cayó 4%.

Los ejecutivos de PepsiCo reconocieron algunos tropiezos, pero aseguran que la nueva estructura en los mercados emergentes, la recuperación de la marca Gatorade y los avances esperados en endulzantes son razones para mantener el optimismo. Pero los accionistas, frustrados porque la compañía perdió participación de mercado frente a Coca-Cola en América del Norte y porque el precio de la acción está planchado en relación a su mayor rival de gaseosas, están pidiendo a PepsiCo que haga cambios.

Los analistas de Wall Street recibieron con agrado la decisión de invertir entre u$s 500.000 y u$s 600.000 millones en 12 megamarcas y con el foco puesto en las bebidas norteamericanas. Sin embargo, después de que en los últimos años la empresa tuvo una serie de reveses, algunos dudan de la capacidad de PepsiCo de poner en práctica su estrategia.

Según los analistas de Bernstein Research, el objetivo de PepsiCo de elevar el gasto de publicidad a 6% de sus ventas en 2015 no es superior al que se presupuestaba hace una década. Si bien Bernstein defiende la inversión adicional, advierte que la compañía estará gastando mucho más sólo para alcanzar sus tasas de crecimiento históricas.

La medida de PepsiCo se conoció la misma semana que su rival Coca-Cola anunció su propia iniciativa de publicidad y recorte de costos.

Otros analistas aseguran que con el nuevo foco en productos ligados a la obesidad y diabetes corre el riesgo de echar a perder parte de la buena voluntad que mostró durante los últimos años, cuando la compañía prometió prioridad la salud y el bienestar. Los defensores de la alimentación sana lamentan este cambio de estrategia. La presión por los resultados lleva a las empresas a responder con ganancias de corto plazo, señaló Kelly Brownell, director del Centro Rudd para la Política Alimentaria y Obesidad del Rudd Center. La comida basura todavía se vende, así que la compañía tiene que ir hacia esa lamentable dirección, continuó.

Nooyi insiste en que no le perdió la fe a la nutrición, y recalca que a la compañía le interesa que sus productos sean divertidos y sanos para los consumidores.