Michael Gove, secretario de Educación del Reino Unido, describió a Andreas Schleicher como el hombre más importante de la educación británica. Schleicher es el funcionario de la OCDE a cargo de las pruebas Pisa, que evalúan los logros de los alumnos en lectura, matemáticas y conocimientos científicos.

Este mes, la OCDE elaboró sus últimas comparaciones internacionales. Estos resultados son de un interés tan general que ahora atraen igual cantidad de críticas. La BBC dedicó un programa completo a un ataque contra los principios y métodos de Pisa.

Hay varios niveles de controversia. El resultado de las pruebas estandarizadas, ¿refleja realmente el desempeño con respecto a los objetivos de la educación? En algunos países asiáticos, los alumnos siguen haciendo tarea después de la medianoche y toman clases particulares para prepararse para las lecciones de la próxima semana. Quizás se debe dejar que los niños disfruten la niñez. Y tal vez un sistema tan intenso reprime, en lugar de fomentar, la creatividad y originalidad de las que depende el crecimiento económico. Es posible que Shakespeare, Churchill y Steve Jobs no se hayan destacado en las pruebas estandarizadas.

Pero Pisa no pretende registrar los logros de genios. Y Shakespeare no habría sido capaz de producir obras maestras, ni Churchill de inspirar a una nación, sin saber leer y escribir. Las competencias básicas en lectoescritura y aritmética son necesarias para participar de manera efectiva en la vida social y económica de una sociedad moderna, aunque los niveles más altos de logro cultural y capacidad de innovación no se encuentren necesariamente en las sociedades que tienen más éxito a la hora de inculcar estas habilidades a toda la población.

Las críticas más técnicas giran en torno a si las comparaciones internacionales son justas - o incluso significativas. Leer danés no es lo mismo que leer chino. Pero la comprensión de lo que se lee tiene un significado similar en Dinamarca y China.

La dificultad más profunda es que la comprensión es, en sí misma, específica desde el punto de vista cultural. Las dificultades que tienen los estadounidenses y los franceses para entenderse no radican solo en el idioma. Este problema es mayor si la comparación es entre Dinamarca y China y se torna insuperable si la comparación es entre daneses y las tribus del Kalahari (que Pisa no hace). Sin embargo, eliminar la influencia de la cultura general - lo que sabemos como resultado de nuestra experiencia cotidiana - de las preguntas convierte la comprensión en un ejercicio de lógica formal.

Los problemas se acumulan. Aún entre daneses, los alumnos, con diferentes experiencias o habilidades, obtendrán mejores resultados en algunas preguntas que en otras. No puede haber ninguna base objetiva para concluir cuáles merecen una puntuación total más alta.

Sin embargo, los examinadores se han enfrentado a problemas como estos desde que se inició la educación. Sin duda, muchos compañeros de Platón y Aristóteles se mostraban indignados ante sus altas calificaciones. Decir que las comparaciones de desempeño académico son siempre imperfectas y abiertas a la revisión no significa que no puedan hacerse en absoluto. Cualquier observador imparcial debería tener una impresión positiva del intento de los expertos de la OCDE de hacer frente a los problemas de manera académica y objetiva. Ese equipo se merece la comprensión de la sociedad cuando son enfrentados por críticos que no tienen ideas propias mejores, sino que simplemente piensan que los interrogantes planteados de manera legítima por aquellos que se ocupan de los estándares educativos no se deben responder, o a los que no les gustan las respuestas que surgen.

Así que debemos tomar los resultados seriamente, concederles una credibilidad provisoria a los mismos y analizar sus implicaciones sobre las políticas. Reconocer el desempeño superior, sobre todo en ciencia y matemáticas, de muchos estudiantes asiáticos. Reparar en el declive relativo de los países nórdicos, que históricamente han ocupado las primeras posiciones en Europa. Observar que el traspaso de la responsabilidad sobre la educación de Gran Bretaña a Inglaterra, Escocia y Gales nos ha dado una prueba controlada del valor de las pruebas y tablas de clasificación - y parece que ayudan. Reconocer que las diferencias con respecto a los niveles de desempeño entre distintos estados dentro de EE.UU. parecen tener poco que ver con las diferencias en el gasto por alumno. Y tener en cuenta que, aunque los argumentos para liberar a las escuelas del control político hayan atraído mucha atención, los países con mejores resultados en las pruebas PISA, en su mayoría, tienen sistemas de educación pública dirigidos de manera centralizada.

Pisa nos insta a evaluar la política educativa en base a investigaciones objetivas, en lugar de prejuicios ideológicos o nuestras propias experiencias en la escuela. Este es un gran paso.