
Desde que lanzó su candidatura presidencial, Mitt Romeny asegura que el actual gobierno estadonidense es débil en política exterior. Su tema favorito ha sido Irán, y le gusta prometer que sólo él puede evitar que Teherán obtenga una bomba nuclear. También acusó a Barack Obama de ser demasiado acogedor con Rusia, sin duda, nuestro enemigo geopolítico número uno, suele decir.
A medida que Siria se hunde en una guerra civil, Romney comienza a acariciar la idea de introducir la crisis como tema de la campaña electoral. En uno de sus pocos comentarios sobre el conflicto, efectivamente intentó culpar a la administración Obama de la continua carnicería en Siria.
La falta de liderazgo del presidente Obama dio lugar a una política de parálisis que sólo observa mientras Assad asesina a 10.000 personas, comentó. Estados Unidos debería trabajar con otros países para armar a la oposición, agregó.
El intento de Romney de incorporarse al debate sobre Siria genera dos preguntas: ¿La opinión política en Estados Unidos está empezando a mostrarse a favor de la intervención? y ¿qué nos dicen sus palabras sobre los instintos de política exterior de un hombre que podría ingresar a la Casa blanca en seis meses?
A medida que llega información sobre la masacre de Houla, crece la presión pública sobre los gobiernos europeos, aún cuando a los políticos les disgustan la mayoría de las opciones disponibles. No estamos lejos de Srebrenica, comentó un funcionario europeo, refiriéndose a la masacre en Bosnia que convirtió en inevitable la intervención de la OTAN.
Sin embargo, Estados Unidos aún parece estar lejos de ese punto. No es sólo que la gente y los militares están cansandos después de más de una década en guerra en Irak y Afganistán. Lo importante para Romney es que aún su propio partido está dividido sobre qué hacer en Siria.
Durante algunos meses, los senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham presentaron sus razones a favor de una campaña área de la OTAN contra el régimen de Bashar al-Assad, con el fin de proteger a la oposición. Sin embargo, muchos republicanos prominentes no estaban de acuerdo.
A Mike Rogers, presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, le preocupa que la oposición esconda extremistas islámicos. Sabemos que al-Qaeda intentó infiltrarse. No estoy seguro de que armarlos sea la respuesta adecuada, principalmente porque... uno no sabe a quiénes les estamos entregando las armas, explicó.
En cuanto a los instintos que pueda tener un presidente Romney con respecto a la política exterior, hay dos visiones totalmente diferentes.
Los republicanos más moderados temen que Romney sea también esclavo de las ideas neoconservadoras que dominaron el primer mandato de la administración de George W. Bush.
Los republicanos más realistas no están de acuerdo con su retórica de campaña relacionada con China y han criticado sus comentarios sobre Rusia. Muchos de esos observadores ven la intervención de Estados Unidos en una guerra civil siria como una completa tontería y están observando de cerca la posición de Romney.











