
El valor de las acciones de un banco internacional cae más de 10% en un sólo día porque preocupa su exposición a la creciente crisis de deuda de la eurozona. ¿Le suena familiar? Para las principales entidades de Europa, como las francesas BNP Paribas y Société Générale o la italiana UniCredit, esa extrema volatilidad se convirtió en algo habitual en medio del fantasma de un default griego.
Sin embargo, cuando esa institución es el banco de inversión norteamericano Morgan Stanley, como sucedió el viernes, surgen mayores dudas sobre la confianza de los accionistas en la integridad fundamental de algunas de las entidades financieras más grandes del mundo; y si los bancos todavía no atravesaron la peor parte del mercado bajista.
Los analistas sostienen que parece que hubiera una creciente desconexión a ambos lados del Atlántico entre lo que los bancos identifican como sus principales desafíos, y el motivo por el cual los inversores los están castigando.
El hecho de que los banco no entiendan el ánimo del mercado está empezando a tener similitudes con 2008, cuando ejecutivos como Dick Fuld, ex número uno de Lehman Brothers, aseguraban que sus instituciones eran sólidas casi hasta el mismo momento en que quebraban.
Tomemos por ejemplo los principales bancos de Francia. Los precios de las acciones de BNP, SocGen y Crédit Agricole retrocedieron un promedio de más de 45% en lo que va este año, mayormente porque preocupa su exposición al sur de la eurozona.
Según Fitch, la agencia de calificación crediticia, esos tres bancos tienen juntos deuda soberana neta de Italia, España, Grecia, Portugal e Irlanda por un valor de 53.000 millones de euros (u$s 70.000 millones), cifra que supera los totales de entidades de otros países occidentales, y que generan una persistente especulación sobre su necesidad de recapitalizarse. Hasta ahora, sólo se registró perdida de valor de la deuda del gobierno griego; los bonos perdieron 21% de su valor en los libros de los bancos como se preveía en el plan de rescate de julio, comparado con el 50% que anticipa el mercado en una reestructuración griega. En las últimas semanas, preocupa más el hecho de que los bancos franceses dependan de la financiación mayorista, en medio de señales de que están enfrentando mayores dificultades para endeudarse en dólares estadounidenses.
Los coeficientes de capital que tienen actualmente las entidades francesas no se comparan favorablemente con algunos de sus grandes rivales europeos; y los participantes del mercado temen que el capital sea demasiado débil para absorber la caída de los valores de sus carteras de bonos soberanos.
Por lo tanto, sorprende un poco que los ejecutivos de instituciones francesas sigan insistiendo en que su prioridad es el desapalancamiento, y no la recapitalización.
Es cierto que el golpe que provocaría un default griego, si bien sería doloroso, se podría manejar. Se calcula que BNP, que es el banco de Francia con mayor cantidad de deuda griega, tendría un impacto adicional de 1.700 millones de euros en las cuentas del tercer trimestre. Al pasar a pérdida su exposición a Grecia, perdería 15 puntos básicos en su ratio de capital básico, el indicador clave de la solidez financiera.
Sin embargo, los mercados están incluyendo en los precios el efecto no sólo de un default griego sino de un sustancial recorte en la deuda italiana y española. Los inversores simplemente no creen que las entidades francesas tengan suficientes capital para absorber pérdidas y soportar un contagio en todo Europa.
Lo que nos lleva nuevamente a Morgan Stanley, donde la fuerte liquidación del viernes se debió en parte a un informe que afirma que el banco tiene una exposición a Francia de u$s 39.000 millones
Allegados a Morgan Stanley aseguran que las cifras informadas eran las de fines del año pasado y brutas, no netas. Según esas mismas personas, la exposición neta a Francia que tiene hoy el banco es cercana a cero.
Pero la reacción de los inversores ante la especulación que circuló por Twitter refleja lo profundos que son los temores por Morgan Stanely. El precio de sus acciones perdió la mitad de su valor este año. El costo de la protección contra un default de los bonos de Morgan Stanley subió a niveles que ahora son superiores a varias entidades europeas grandes.
Los mercados turbulentos y la reciente caída de los acuerdos de fusiones y adquisiciones entre empresas afectarían en gran medida las ganancias de Morgan Stanley, pero los ejecutivos insisten en que los fundamentals siguen siendo sólidos.
Sin embargo, al igual que sus rivales europeos, podrían estar gritando al viento.











