
Cuando George Osborne anunció una reorganización de las regulaciones fiscales para los extranjeros que viven en Gran Bretaña, el canciller tuvo cuidado de no dañar el encanto subyacente de su país. El estatus fiscal "no domiciliario permanente" "juega una función importante porque permite a los extranjeros contribuir a nuestra economía", dijo. El Reino Unido no es el único país en extender la alfombra roja a los extranjeros ricos. Como señaló Osborne, muchos países tienen algún tipo de régimen fiscal especial para atraer a los ricos del mundo. Chipre anunció hace unos días planes para introducir el concepto de "domicilio" en su sistema fiscal. Portugal, Israel e incluso Francia han introducido beneficios fiscales para los extranjeros.
En Suiza, al igual que en Gran Bretaña, ha habido presión para aumentar la imparcialidad de las normas fiscales especiales para los residentes extranjeros, pero no han llegado a eliminarlas.
Cuando los países tratan de atraer a los extranjeros adinerados, no sólo ofrecen privilegios fiscales. Un creciente número de países incluyendo aproximadamente la mitad de la Unión Europea está vendiendo derechos de residencia. Un grupo más pequeño, pero que crece rápidamente, está vendiendo pasaportes.
La cantidad de programas de dinero a cambio de pasaportes se ha incrementado desde la crisis financiera.
En el caso de Chipre, hubo una relación directa: se les ofreció a los inversores extranjeros acaudalados la ciudadanía como compensación por sus pérdidas en los depósitos bancarios.
Antigua, una pequeña nación en el Caribe oriental, ofrece uno de los programas más populares de "ciudadanía por inversión". Se vende como un paraíso tropical con 365 playas de aguas limpias de color turquesa y la posibilidad de viajar sin visa a 130 países a aquellos ciudadanos potenciales. Antigua sólo exige a sus nuevos ciudadanos visitar el país durante cinco días cada cinco años.
En el año 2014, George Georges, un empresario sirio, se convirtió en el primero de los nuevos ciudadanos de Antigua bajo el nuevo programa de inversión. Desde entonces se han vendido más de 500 pasaportes a individuos en China y otras naciones. El programa ha generado u$s 65,9 millones para la isla, que tiene problemas de liquidez, y que todavía está afectada por el fraude masivo realizado por Allen Stanford, quien hasta 2009 era el mayor empleador de la isla.
Christian Kalin de Henley Partners, especialista en inmigración y ciudadanía, contó que varios miles de individuos al año estaban optando por adquirir pasaportes adicionales. Sus clientes están motivados por un deseo de seguridad a largo plazo, viajes más fáciles sin necesidad de visas, y, en algunos casos, el temor a ser blanco de los terroristas.











